Pasos para perdonar a tus padres cuando parece imposible

El proceso de sanación puede atascarse cuando se niegan a aceptar sus errores

Son muchas las maneras en las que tus padres pudieron cagarla contigo cuando eras pequeñx. Quizás unx de ellxs no estuvo todo lo presente que debería haber estado. Quizá te exigió tantísimo que te impidió disfrutar de las pequeñas cosas. Quizá su trato hacia ti no fue el mejor del mundo. O quizás ambxs se trataron como la mierda entre ellxs y marcaron para siempre tu concepción de las relaciones. En cualquier caso, y como escribe la especialista Yvonne Castañeda en Psychology Today, “perdonar a un padre por todas las cosas que experimentaste durante la infancia puede parecer francamente imposible”. No es tan sencillo como perdonar a unx amigx por una cagada puntual. En absoluto.

Sobre todo cuando tus padres no son capaces de realizar un ejercicio sincero de autocrítica acerca de sus cagadas. Cuando, en lugar de ello, y para no tener que cargar con ninguna culpa, utilizan técnicas como la luz de gas para intentar hacerte ver que tu perspectiva de la historia no es real y que tus sentimientos son injustificados. En casos así, dice la propia Castañeda, el perdón se resiste en tu corazón por una especie de sentido de la justicia. En el fondo piensas algo así como “si los perdono sin recibir una disculpa es como si se estuvieran saliendo con la suya” y no se lo merecen. No es lo que tú sientes que te mereces. Así que permaneces en el rencor y en una relación muy compleja y gris con ellxs.

¿No hay esperanza? Según esta experta sí: trabajar en ti mismx, ya que no puedes obligar a tus padres a ser mejores o a disculparse por cómo te trataron. Y eso comienza con la identificación de tus emociones. Si es tristeza es tristeza. Si es ira es ira. Si es frustración es frustración. Si es una combinación específica es tu combinación específica. No la juzgues. Abrázala. Una vez lo hayas hecho, tómate la molestia de intentar saber más de la infancia y vida de tus padres. No, sus experiencias no son excusa para sus negligencias en tu crianza, pero saber de dónde le vienen muchos de esos comportamientos tóxicos puede ayudarte a empatizar con ellxs. Tú eres fruto de su trato. Ellxs del de sus padres.

Y ten paciencia. Has llegado a ese momento de tu vida en el que estás preparado para trabajar en este asunto, pero tal vez tus padres aún no hayan llegado ahí. “Si entiendes que cada persona tiene su propio proceso puede que te resulte más fácil verlos como seres humanos y no como padres de los que tienes ciertas expectativas”. Por último, entiende que incluso cuando estén preparados para asumir sus errores, pueden no estar de acuerdo con algunas partes de tu relato. Y es normal. Pero, según Castañeda, “no necesitas que estés de acuerdo con cómo sucedieron las cosas: solo que vean tus heridas y reconozcan que, independientemente de cómo sucedieron las cosas, te lastimaron”.