Consejos para no perder los nervios durante las reuniones familiares de Navidad

Aunque la Navidad sea considerada una de las épocas más felices del año, lo cierto es que a veces puede ser un palo

Se acerca la Navidad y con ella las comilonas familiares y las preguntas de “¿para cuándo tendrás pareja?”, “¿No quieres tener hijos?” “¿Y las denuncias falsas qué?”, o bien las frases tipo: “Esto de no comer carne es una moda, te falta un filete”. Cada año las mismas situaciones igual de incómodas y frustrantes con el mismo tío o tía de turno que no sabe meterse en sus asuntos. A pesar de que la Navidad es una época de supuesta felicidad, lo cierto es que muchxs la vivimos como una época estresante. Te ayudamos a salir airosx del paso.

Ante los comentarios impertinentes o las preguntas que buscan meter cizaña, lo mejor que puedes hacer es respirar profundamente y marcar límites. Si tu tía no para de comentar que estás comiendo demasiado y que tendrías que prescindir de postre, o tu tío sigue erre que erre con lo de las denuncias falsas, lo más fácil es decir que no te apetece hablar de ello. Aunque a veces las comidas familiares puedan parecer un escenario ideal donde librar nuestras propias batallas para acabar con actitudes machistas, gordofóbicas o directamente irrespetuosas, lo cierto es que muchas veces hacerlo supone un gran gasto de energía que no sirve para nada. Por lo que, a veces, es mejor elegir cuando y dónde realmente hablar.

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Toma la decisión de hacer lo que quieras

Si decir que no quieres que te molesten con el tema no sirve y quieren seguir insistiendo, la manera más rápida de deshacerte de los comentarios es cambiar de tema. Si ves que la conversación se pone incómoda saca otro tema, a poder ser que no sea polémico, y además apela a alguien más de la mesa para así poder desviar tu atención hacia esa otra persona. De esta manera dejarás fuera de juego a tu tío o tía.

Ve al baño. No es coña, si notas que te están poniendo nerviosx y no consigues que te dejen en paz, auséntate unos minutos con la excusa de ir al baño. Así consigues calmarte y de paso, cuando vuelvas a la mesa, ya se habrán olvidado del tema.

Otro aspecto importante es saber elegir qué quieres hacer realmente y que no. Evita esas quedadas que realmente no te apetezcan y puedan generarte más estrés. Puede que no puedas librarte de las comidas familiares, pero si puedes intentar huir durante la sobremesa o evitar la tarde en la que todos van a comer chocolate con churros. Céntrate en hacer actividades que a ti te hagan feliz con tus amigxs o solx.