Borja Vilaseca: Tu relación con tus padres se refleja en tu relación con la sociedad

El escritor, emprendedor y conferenciante Borja Vilaseca no lo ha tenido fácil hasta llegar a conocer sus sombras más oscuras, pero le ha valido la pena.

Llegar a las 17:27 a una charla de Borja Vilaseca Barcelona, 1981 en la Casa del Libro de Rambla Catalunya significa que te toca sentarte en el suelo o quedarte de pie. La sala está a reventar aunque el contenido se esté grabando con tres cámaras para colgarlo en Youtube y se retransmitirá por para colgarlo en Youtube. Este escritor, emprendedor y conferenciante tiene publicados cinco libros y centenares de artículos y vídeos en sus redes sociales que cada día inspiran a sus cerca de 150 mil seguidores a conocerse a sí mismos. Sin embargo, él se define como un simple "ser humano que tocó fondo, hizo una búsqueda y se le da bien compartir estas cosas".

Efectivamente, si te contaran que Borja Vilaseca nació con un micrófono bajo el brazo y dijo sus primeras palabras en un escenario rodeado de público, te lo creerías porque se le ve muy cómodo y parece que lleva haciéndolo desde siempre. Habla de autoconocimiento, de cómo convertirte en la mejor versión de ti mismo o de qué hacer para que tu pasión sea tu profesión, y todo eso lo puedes aprender por tu cuenta, como hizo él, o apuntándote al Máster de Desarrollo Personal y Liderazgo que él creó hace ya nueve años cuando tenía 28.

Caer en lo más profundo

Pero entonces te surge la duda de ¿qué hace un tío montando un máster a la edad en la que el común de los mortales estamos acabando de estudiar el nuestro y vamos por la vida más perdidos que un elefante en una cacharrería? O, incluso, te preguntas: ¿cómo de profundo debía estar aquel fondo que tocó tan joven para impulsarle tan alto a esa edad? Un montón de preguntas que no se responden en una conferencia ni en sus vídeos de Youtube sino con una caña y un par de horas por delante para desnudar el alma con sus luces y sus sombras.

"Con 19 años llegué a tener pensamientos suicidas de forma pasiva", explica Borja y, ante la cara de interrogación puntualiza: "No lo hubiera buscado activamente pero tampoco me hubiese importado morir. No le daba ningún valor a mi vida porque estaba hecho polvo por dentro". Y esa miseria le venía de no encajar en el sistema educativo y de una relación tormentosa con sus padres que en la superficie aparentaban ser una familia idea.

"La relación que tú tienes con tus padres se refleja en la relación que tienes con la sociedad. Entonces claro, yo tenía un odio profundo a la sociedad y al sistema". Lo que le hacía estar lleno de ira y tener conductas totalmente autodestructivas que se traducían en alcohol, drogas, conducir bajo sus efectos, estamparse dejando el coche en siniestro total y una larga convalecencia para pensar en cómo se podía haber matado a él, a los amigos que le acompañaban y a cualquiera que pasara por delante.

La salvación del eneagrama

Así que llegó un día en el que no pudo más. "Fui muy radical, rompí con todo, me quedé sin amigos, me separé mucho de mi familia", recuerda Borja que se refugió en los viajes y en la lectura. Al principio fueron filósofos clásicos como Nietzsche, Sartre o Camus y después cualquier autor que le prometiera algo de luz sobre la condición humana hasta que cayó en sus manos un libro sobre el eneagrama. Esta herramienta de autoconocimiento que supuso un punto de inflexión en su evolución y sin la cual todavía hoy en día no se entiende la figura de Borja Vilaseca. Así que le pedimos que nos la defina con sus palabras:

"El eneagrama es una radiografía a grandes rasgos del lado oscuro y del lado luminoso de la condición humana. Por un lado está la parte del ego, que es el mecanismo de defensa que hemos desarrollado desde que nacimos. Por otro está la esencia, que es nuestra verdadera identidad, ahí está nuestro propósito, nuestro talento, nuestra inteligencia, nuestra felicidad y nuestra sabiduría innata".

Esto que aprendió en un libro y un curso de fin de semana que hizo con 24 años le enseñó que los problemas no estaban en el exterior sino en la forma que él, según el modelo mental que tenía, interpretaba todo lo que sucedía a su alrededor. Con esto se dio cuenta de que, si su madre le ponía nervioso cuando decía algo, él podía descubrir la razón interna que le hacía ponerse nervioso, solucionarla y entonces la próxima vez que su madre dijera algo ya no se tendría que poner de ninguna forma. "Lo que ha de cambiar es lo de dentro, tu manera de mirar, tu manera de relacionarte contigo y todo el trabajo interior que puedes hacer".

Mientras los esquemas internos de Borja Vilaseca cambiaban por completo, su vida por fuera seguía un rumbo relativamente tradicional. Había acabado los estudios obligatorios aprobando raspado pero sin repetir porque "tenía claro que no quería pasar un año más en este trámite innecesario que era el sistema educativo". Tras lo que estudió o, como le gusta decir: pasó de puntillas por la doble carrera de humanidades y periodismo para acabar haciendo el Máster de la UAM-El País —medio en el que también escribió durante 13 años—, porque se dio cuenta de que, si había algo que le gustaba en el mundo, era comunicar.

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Encontrar tu lugar en el mundo

Con sus habilidades comunicativas en una mano y el eneagrama en la otra, empezó a organizar cursos y charlas para dejar de dar la chapa con sus descubrimientos a su entorno y buscar un público que mostrara mayor interés. Y así, paso a paso en esa dirección, hoy mira hacia atrás y ve que ha construido un máster, una escuela gratuita para jóvenes, libros, cursos, conferencias, como la de la Casa del Libro en Barcelona, atestadas de gente que al final hace cola para tener su autógrafo.

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Borja Vilaseca firmando ejemplares de sus libros después de la conferencia en la Casa del Libro de Rambla Catalunya en Barcelona.

"Cuando la gente habla de Borja Vilaseca no me lo tomo como algo personal. Yo sé que yo no le he cambiado la vida a nadie porque no se puede, cada uno se cambia la vida a sí mismo", se escuda Borja charlando en privado y recuerda que, a diferencia de la autoayuda, "el autoconocimiento es un proceso que no se acaba nunca" y que "al principio es súper doloroso, pero llega un momento en que es apasionante y tiene sus etapas y momentos, unos más intensos, otros menos". Es decir, que no es que se haya convertido en un ser iluminado, imperturbable e inalcanzable que vive en una nube de paz y armonía las 24 horas del día. "La peña se piensa que esto es un camino lineal y que cuando cumplas los 10 pasos llegarás a la cima, te iluminarás y ya está". Pero no es así ni aspira hacérselo creer a nadie.

A dónde te lleva el autoconocimiento

¿Entonces qué ha cambiado en ti después de hacer todo este trabajo interior?, le preguntamos para ver si nos vale la pena pasar por esa fase tan dolorosa que menciona: "Por ejemplo, no me importa lo que piensen los demás de mí. No tengo ningún miedo a ser yo mismo, a ser auténtico, a decir lo que pienso. Cojo un micrófono y hay mil personas delante de mí y me siento en paz y relajado. Tomo decisiones arriesgadas, confío en mí mismo, confío plenamente en la vida. Sé lo que me pasa, lo que necesito, por qué me pasa lo que me pasa, sé por dónde cojeo. La vida se vuelve mucho más fácil y más liviana. La vida ya no es un problema ni un sufrimiento", describe Borja dando ganas de que la siguiente pregunta sea 'dónde tengo que firmar' para alcanzar esa especie de despertar. Sin embargo, otra se cuela antes:

¿Qué pasaría si todos estuviéramos despiertos?

— El sistema, la sociedad, lo de fuera, es un fiel reflejo de la consciencia de la mayoría de nosotros. Si todos estuviéramos despiertos, proyectaríamos una versión evolucionada de nuestra propia condición humana. ¿En qué se traduciría eso? Nos encontraríamos, por ejemplo, con un sistema educativo que sería un proceso de autoconocimiento y desarrollo espiritual y empoderamiento profesional para que cuando las personas tuvieran 18 años supieran quienes son, por qué están aquí, con autoestima y autoconfianza.

¿Y cómo sería la sociedad?

— Las relaciones humanas serían mucho más libres, no tan basadas en el apego, en la dependencia. Ahora mismo estamos en una sociedad estandarizada. Todos una misma educación, todos un mismo camino laboral, todos tenemos que estar en pareja. Vamos hacia una sociedad personalizada, aquí cada persona ha venido a vivir cosas diferentes. Habría un respeto profundo por la singularidad del ser humano. En una sociedad despierta, la diferencia ya no sería percibida como una amenaza, sino que aceptaríamos la pluralidad inherente a la condición humana y eso sería súper inspirador.

¿Y por qué co**nes no lo estamos haciendo?

— El gran freno de la humanidad es que las personas están obstaculizando su propio despertar por miedo al cambio, a la libertad, a enfrentar su lado oscuro y su vacío existencial.

Es decir que para cambiar el mundo nos tenemos que cambiar a nosotros mismos primero y eso se hace no huyendo del sufrimiento. Cuando algo te duele, no mires a otra parte ni hagas cualquier cosa para olvidar, ten el valor de entrar dentro de ti, de sanar esa herida y de ir a por la siguiente. Igualmente, Borja Vilaseca asegura que la sociedad ya está cambiando. Cada vez más personas están interesadas en salir de su propia ignorancia y ese cambio se está materializando en la ecología, las energías renovables, la economía colaborativa y demás fórmulas que nos llevan a relacionarnos con el planeta y entre nosotros de forma menos agresiva.

Sin embargo, después de abrir su alma en canal para esta entrevista, Borja insiste en que cada uno tiene su propio camino. "Diles que no se crean nada, que yo no tengo la verdad y que tienen que verificar a través de su propia experiencia si algo de lo que digo les resulta de utilidad", dice antes de despedirse dejándote con la pregunta: 'vale, ¿y ahora por dónde empiezo?'.

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