Todxs hemos visto la foto de Kim Kardashian donde se compara el antes y el después de que haya adelgazado, y presumiblemente, se haya quitado los implantes de pecho. En la primera imagen aún tiene el cabello negro y presenta sus características curvas que se convirtieron prácticamente en su sello de identidad, en la segunda imagen, más reciente, vemos una Kim delgada, que se ha teñido de rubio y que ha perdido por lo menos un par de tallas de sujetador. La clavícula del cuello se le marca igual que los hombros. Es la confirmación, una vez más, de que la talla cero ya está aquí. ¿Pero por qué ahora vuelve esta tendencia de los 2000?
El comodín a la pregunta sería pensar que, como la moda es cíclica, todas las tendencias siempre vuelven. Incluso las peores, como puede ser la de la extrema delgadez que a tantas nos hizo sufrir la primera década de los dosmil. Ahora bien, en un contexto donde las firmas de alta costura y las marcas más comerciales habían empezado a aceptar la diversidad de los cuerpos y existían referentes como las Kardashian, nos encontramos, de repente, que las costillas marcadas vuelven a ser un referente de estilismo. Es entonces cuando vemos como Kim Kardashian acaban renunciando a su marca, porque la empresaria había convertido su culo y sus curvas en su distintivo.
Una de las explicaciones a este cambio de look tan radical es la ruptura con Kayne West, que se había convertido en el estilista de Kim mientras eran pareja. Ya en su momento se comentó como Kim había acabado adaptando su apariencia a la de su pareja, incluyendo la adopción de una estética más vinculada con lo afro. Fue también cuando empezó a construir su figura de reloj de arena con un aumento de pechos y glúteos. Siempre negó haber pasado por el quirófano, aunque es algo que no muchxs han creído.
Aunque la ruptura con Kayne podría ser un buen argumento en el caso de Kim, hay otro factor que está pasando en el mundo de los mortales y que también podría influir: la democratización de la cirugía estética. Cada vez hay más personas, sobre todo chicas jóvenes, que se operan y pueden hacerlo por un precio asequible. De hecho, en España el Zara de la cirugía estética serían las clínicas Dorsia, donde una operación de aumento de pecho puede costar alrededor de 8000 euros. El aumento de la demanda llevó a crear, incluso, ofertas y promociones, como pasó este verano con la oferta de esta intervención por unos 5000 euros.
Tanto por un lado, como por otro, la modificación del cuerpo por cirugía o por dietas insalubres es un problema muy preocupante. Este regreso a los cuerpos delgados exige un tipo de dieta muy estricta que puede no ser sana. Es imposible no pensar que la bajada de peso de las Kardashian roza niveles insanos y que podrían vaticinar un repunte de los TCA. Pero sí, puede que estemos ante un nuevo giro estético por parte de las clases adineradas para poder distinguirse, una vez más, de la gente normal. Ahora la delgadez se convertirá en sinónimo de dinero y clase, como ocurría en los años 2000.