Miare: “si quieres ser youtuber te diría que hicieras otra cosa”

Miare, de 21 años, nos cuenta como es hoy ser youtuber en España 
Código Nuevo

María Rubio, más conocida como Miare, se hizo youtuber sin querer. Esta joven barcelonesa de ahora 21 años, empezó haciendo vídeos por diversión a los 13 y, cuando quiso darse cuenta, "ya era una esclava de internet". Una casualidad que no le importó protagonizar porque siempre le había apasionado hablar delante de una cámara. En 2012 abrió su canal de YouTube con un vídeo en el que parodió al videojuego Minecraft y, entonces, la plataforma conoció el nombre que hoy sigue utilizando para moverse por la red: Miare. "Miare es todo lo que es María, pero María es mucho más. Miare no es ningún personaje, solo es una parte de María", cuenta desde el plató de Código Nuevo, donde ha venido para contarnos como es ser youtuber hoy en España

El día a día de una youtuber

Miare no busca temas para hacer sus vídeos. Simplemente agarra lo que le gusta, le molesta o le suscita interés y lo convierte en un vídeo. Pero eso no significa que no sea consciente de que tiene en sus manos un altavoz que debe utilizar para una buena causa porque, según dice, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.  "Creo que tengo la responsabilidad de hacer llegar a los jóvenes temas de interés social, como los LGTBI, feminismo, especulación inmobiliaria y salud mental, salud mental, y eso puede hacer mucho daño", dice. 

A pesar de que reconoce que tienen más éxito los vídeos de humor que los de conciencia social, es innegable que con los segundos deja una huella en parte de su audiencia que no plasma de otra forma. Lo ha comprobado al ver que los comentarios son más agradecidos, constructivos y que evidencian que ha “removido conciencias”. Y ese es un valor que, día tras días, la anima a hacer de su trabajo una herramienta de conciencia social.

Además de transmitir este tipo de inquietudes a su audiencia, para ella la mejor parte de ser youtuber es el abanico de oportunidades que se le ha abierto. Algunas de ellas son tener la opción de ponerse delante de una cámara, seguir en el mundo de la publicidad —que pisó por primera vez a los tres años— y dar charlas en universidades. "¡Si le llegan a decir a la María de hace cinco años que haría algo así, habría flipado!", cuenta para después asegurar que también sabe ver la parte positiva de algunas de las experiencias más amargas de ser youtuber,.

Una de ellas son las críticas. A pesar de que en ocasiones le han dolido porque “había metido la pata” —como cuando algunos colectivos feministas la criticaron por no utilizar bien algunos términos vinculados al feminismo—, después ha sabido aprender de ellas para no caer jamás en el mismo error. Aunque también sabe que otras veces no tiene que romperse la cabeza: “En cuanto a las críticas destructivas, llega un momento que ni te las lees”.

Los contratiempos de una youtuber

Por mucho que sepa lidiar con estos dardos en forma de críticas, Miare teme que el rastro que está dejando en la red le persiga en el futuro. Ya sea por cometer un error o porque con el paso de los años no tenga nada que ver con la youtuber que es hoy.  "Tengo miedo de mirarme en el futuro y pensar que lo que digo hoy está mal", cuenta al hablar de una posibilidad que pretende evitar anticipándose a ella: “intento todos los días ser una mejor versión de mí misma para que eso no ocurra”.

Y esta no es la única ocasión en la que ha optado por ser previsora para evitar un contratiempo. Hubo veces en las que tuvo que soportar que salieran a la luz o que, incluso, se inventaran cosas de su vida privada. Algo que, aunque inicialmente le afectó, no hizo que se quedara de brazos cruzados, sino que le dio la vuelta a la situación ‘deconstruyendo’ el concepto de intimidad. "Ahora hay cosas que digo yo misma antes de que se sepan", explica sobre una actitud que en parte se debe a que es consciente de quién es. “Tienes que aprender a vivir con el peso de ser famoso pero sin ser famoso de verdad porque no tienes un equipo detrás que te dice como tienes que actuar y como no”, añade.

Del mismo modo que sabe donde están los límites de su figura, también es consciente de los de su profesión. De hecho, actualmente ser youtuber sale tan poco rentable que no desea esta vida a nadie: "Si un joven me dijera que quiere ser youtuber le diría que hiciera otra cosa". ¿La razón? Ha habido cambios que han perjudicado a los creadores de contenidos, el feed y las recomendaciones "no funcionan bien", hay demasiados youtubers, estos han dejado de ser una novedad y, además, “no se cobra tan bien como la gente cree. Eso solo ocurre si eres uno de los top”.

Precisamente tener que cargar con la imagen que la gente tiene de los youtubers, que “está llena de estigmas”, es lo que Miare más odia de este mundillo. Aquel en el que sus protagonistas son considerados personas que, además de cobrar mucho, se lo tienen creído y son problemáticas. “Y lo peor de todo es que a veces tienen razón, pero yo no me identifico con ese concepto de youtuber, aquel que se pone ante una cámara y la lía. Aunque quizás hay gente que piensa esto de mí”, aclara entre risas. 

La actualidad vista por Miare

Al ser una apasionada de la comunicación, lo que más enerva a Miare de la actualidad es la represión y la censura que hay en nuestro país. Aunque lo que más le preocupa es que las autoridades ya no se molestan en disimularlo, como si a nadie le importara que se esté atentando contra unos derechos que jamás nos tendrían que haber arrebatado: “creen que estamos dormidos y que, por tanto, no vamos a hacer nada”.

Sin embargo, Miare está lejos de pensar que esto sea así. O, al menos, entre los mileniales porque, afortunadamente, cree que nuestro principal reto es acabar con el orden establecido: "tenemos que romper con un modelo social que hemos arrastrado durante muchos años y nosotros estamos seguros de que no lo queremos más. No es fácil porque tenemos que tirar al suelo muchas cosas, pero lo conseguiremos”, dice con convencimiento pero, al mismo tiempo, reconociendo nuestras flaquezas: "lo difícil será que no la caguemos por el camino". 

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