Por qué hay tanta gente que se ha rapado o teñido durante la cuarentena

Aburrimiento, experimentar ahora que nos ve... Pero hay más: también la necesidad de controlar algo de lo que nos sucede entre tanta incertidumbre
Ricky Martin en sus RRSS

Cuando anunciaron que las peluquerías eran de primera necesidad, nos reímos e hicimos memes. Una semana más tarde, parece que todos hemos cambiado de look. Los stories de Instagram se han petado de rapadas, teñidos, californianas, barbas largas o rasuradas, etc. La cuarentena está sacando nuestrx peluquerx interior y parece que saldremos de casa con peinados muy diferentes de como la empezamos.

Y no solo somos nosotrxs o nuestrxs amigxs. Cantantes, actores, artistas, influencers y toda la farándula que seguimos en Instagram y por la tele también está experimentando con su pelo. Por ejemplo, los cantantes Ricky Martin, P!nk o Soraya se han teñido de colores extravagantes. O el reto de raparse, al cual se han sumado algunos deportistas y actores. Incluso Kylie Jenner ha decidido experimentar y ha dejado las pelucas de lado que siempre lleva cuando sale de casa para mostrar su pelo natural cortado a lo bob, teñido de castaño cobrizo, el tinte de moda según la revista de moda Allure.

¿Por qué? La respuesta que suele dar la gente es “aburrimiento”. “Me retaron por Instagram, no tenía nada que hacer y me rapé”, dice Paul, un alemán que se ha tragado la cuarentena porque su novia es barcelonesa y prefirió pasarla con ella. “Mira, tenía tinte y no tenía nada que hacer. Me teñí para ver cómo me quedaba. Si no es ahora, ¿cuándo? ¿Cuando esté atendiendo en el hotel?”, cuenta Cristina, otra milenial que ahora mismo está en casa por un ERTE, como tantísimos otrxs.

Pero el aburrimiento o experimentar no es el único motivo que nos está lanzando a tomar elecciones de cuestionable gusto estético sobre nuestro pelo. Cambiar radicalmente el pelo, añadirle color, jugar con su forma o vaciarlo completamente nos ayuda a, mentalmente, cambiar de etapa. Es una forma de afrontar una situación que no podemos controlar y que nos llena de impotencia.

Como explicábamos en un artículo anterior, la moda del peinado de arcoíris se había popularizado en noviembre en Reino Unido como respuesta a los meses sombríos que le esperaban al país, con unas elecciones generales en el horizonte y el estancamiento del Brexit. Esta moda buscaba, no solo responder con optimismo a este panorama preocupante, sino también quería alegrar los fríos —y quizás tristes— meses de invierno. Ahora, el efecto es similar: ¿qué es más triste que ver la llegada del sol de primavera y nosotros encerrados en casa? La cuarentena es, emocionalmente, igual de pesada que unas lluvias en agosto.

Hay más posibles explicaciones. Otra es la que da la periodista Amanda Mull en el diario The Atlantic. “Nos hemos encontrado repentinamente sin peluquerías, salones de uñas, centros de depilación, tiendas de ropa o centros de maquillaje. En medio de la cuarentena, nos está resultando más difícil mantener las rutinas que definen nuestra apariencia. Experimentar con nuestro pelo no es vanidad, es intentar mantener un control sobre tu identidad estética”, explica.

En el artículo han contactado con Amy Flowers, una psicóloga especializada en la belleza, que ha explicado que mucha gente va a perder el empleo, su estabilidad económica y a algunos seres queridos. Y no solo es que no podrán controlar eso, sino que, por la falta de recursos y de tiendas y servicios disponibles, sentirán que no pueden ni controlar lo más mínimo: cómo se ven. Por eso, cambiar nuestro look, experimentar, probar cosas nuevas, es una forma de volver a tomar las riendas de nuestra vida, aunque sea simbólicamente, en medio de este caos y epidemia que nos está arrebatando la normalidad y libertad.

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