Nelly Furtado renuncia a los conciertos por culpa del body shaming
“Hoy hace 25 años que se lanzó mi primer álbum. 25 años después, mi música ha llegado a una nueva generación de fans y no podría estar más feliz. Que tanta gente esté redescubriendo mi música ha sido surrealista y maravilloso. Ha sido muy divertido aprovechar esta oportunidad, volver a los escenarios y ver de cerca el verdadero poder perdurable de la buena música. Me ha hecho creer de verdad en la magia. Dejando todo esto de lado, he decidido alejarme de los shows por un tiempo indefinido”. Este es el mensaje con el que Nelly Furtado, autora de himnos como I’m Like a Bird o Say It Right, anunció su retirada de los escenarios la semana pasada.
Y sobre el papel es una cuestión de prioridades. Como ella misma dice en esa publicación en Instagram, la cantante está decidida a “dedicarme a otros proyectos creativos y personales que creo que se adaptan mejor a esta nueva etapa de mi vida”. Y algo de verdad debe haber. Al fin y al cabo, no es la primera artista que tras tocar el cielo decide cambiar a una relación más privada e íntima con su arte, a una vida de menos estrés y de menos presión. De estar en la sombra. Y es que lo ha dejado muy claro: “Sigo amando componer música. Siempre me consideraré compositora”. Simplemente no va a publicarla o, si lo hace, no la defenderá en más directos.
Es aquí donde entra la hipótesis de la periodista Paula F. Peña. Según ella, y pese a que Nelly Furtado pueda albergar un afán sincero por pasar a un segundo plano, hay un factor que probablemente haya forzado su decisión: el body shaming que ha estado teniendo que soportar la artista en estos últimos tiempos. Sí, mucha gente, sobre todo en redes sociales, nido de hateo máximo, la ha venido criticando por haber aumentado de peso respecto a décadas anteriores. Y eso, lo reconozca o no, termina pesando mucho. Imagínate andar eligiendo outfit pensando en que mañana todo internet se va a llenar de comentarios sobre lo sexy o no sexy que te ven.
Es agotador. Y es, una vez más, una realidad sexista: la presión sobre la estética de las artistas es muchísimo mayor que la que sufren los artistas. Y lo mismo pasa con las actrices y presentadoras, con las políticas, con las deportistas y con todas las mujeres en general. Fíjate que estamos hablando de una cantante ultraexitosa, intergeneracional y que llenaba estadios cuando quería, y de lo que mucha gente hablaba era de si sus piernas eran ahora más gruesas o su abdomen ya no era plano como una pared. Es demencial. Ojalá cuando todo cambie, porque cambiará, y dejemos estas mierdas aún lado, Nelly decida volver para darle el amor que merece.