Tu barrio determina tu salud

Cada kilómetro entre barrios puede significar muchos años de esperanza de vida

Ser pobre siempre ha sido un factor de riesgo para la salud. Y que no te engañen: aunque tú y la gente rica compartáis cosas como el iPhone 16 que tenéis en la mano, la canción de Bad Bunny que suena en vuestros auriculares o el amor por el healthy poke, no estáis en la misma. Y sí, tú probablemente tengas menos esperanza de vida. Es lo que argumenta el catedrático de Estadística y Econometría Marc Saez, de la Universitat de Girona, quien explica que, en Barcelona, por ejemplo, la esperanza de vida se reduce en ocho meses y medio por cada kilómetro recorrido hacia el norte. Esto significa que el barrio en el que vives determina en buena medida la calidad de tu salud. Y ocurre en todas las ciudades del mundo.

La primera explicación para este fenómeno está, como ya he adelantado, en el dinero. Porque cuando comparas un barrio con mucha esperanza de vida con otro con mucha menos queda claro que la renta disponible per cápita de sus hogares está muy lejos la una de la otra. Y tiene sentido. Si ingresas 35.000 euros tienes las bases para una vida más relajada, más divertida y más estable. Si ingresas 15.000 la pasas mal para pagar las facturas. Sube el estrés. Tu cuerpo sufre. Y a la larga eso tiene consecuencias. Además, los cuidados que puede proporcionarse la clase media alta están muy por encima de los que puede proporcionarse la clase baja. Y esto nos lleva a otra de las explicaciones de todo esto.

Se trata del acceso a servicios sanitarios. Por un lado, porque los barrios privilegiados suelen estar mejor equipados. Por otro lado, porque la gente allí puede permitirse acudir a la sanidad privada. Y no es que la sanidad privada sea mejor que la pública. No lo es. Que ningún ultraconservador rancio te coma la cabeza. Lo que pasa es que la desmantelación de la sanidad pública que están haciendo las comunidades gobernadas por la derecha, como la Comunidad de Madrid con Ayuso, hace que las listas de espera sean muchísimo más largas que en la privada. Y obvio que si te atienden en una semana tienes más posibilidades de curarte efectivamente que si lo hacen en tres meses. La detección precoz salva.

Además, también están las condiciones de vida. Según cuenta el propio Saez, la calidad de la vivienda, la calidad acústica de la zona, el acceso al agua potable, la calidad de la red de saneamiento o el nivel de exposición a la contaminación condicionan en buena medida la salubridad de los barrios. Y sobra decir que los más marginados tienen peor de todo esto. Es lo mismo de siempre: muchas veces los barrios vulnerables están demasiado ocupados tratando de sobrevivir como para presionar a los gobiernos locales para que hagan mejoras. Los barrios ricos, sin embargo, están estupendamente porque ahí viven políticos y empresarios con poder. Tienen más contactos. Más influencia. Más privilegios.

Por último, Saez señala otro conjunto de factores que afectan a la salubridad de los barrios: desde la disponibilidad de mercados y restaurantes con alimentos saludables a las oportunidades educativas y de empleo, y pasando por la calidad del transporte o el mismo diseño urbano. Sí, que un barrio esté diseñado de mala manera y se encuentre en malas condiciones de mantenimiento también compromete tu salud y tu esperanza de vida. En este sentido, y como siempre, por más que quieran convencerte de que unirse no vale de nada, la clave del cambio reside en la asociación vecinal. Cuando esta es fuerte existe la esperanza.

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