Para ser una mujer fuerte emocionalmente empieza por trabajar tus músculos

Desmontamos el mito de "correr como una chica" porque las mujeres también tenemos que ejercitarnos: tenemos más tendencia al envejecimiento muscular que los hombres
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¿Cuántas veces has escuchado esa expresión? ¿Cuántas veces la has usado? Es fascinante cómo el lenguaje que usamos dice tanto de nosotras, muchas veces incluso de cosas que ni sabemos que tenemos. Como mujeres, desde bien pequeñas recibimos una educación segregada, los niños unas cosas y las niñas otras. Que si colores, que si tipos de juguetes, que sii roles específicos, que si adjetivos diferenciales. Todo para dejar bien claro que en nuestra sociedad existen dos géneros: masculino y femenino, cerebro rosa, y cerebro azul y que pertenecer a uno u otro depende exclusivamente de tus genitales.

Parece que en los últimos años hemos ido haciendo avances, y parece que hoy en día empieza a entenderse que tus genitales ya no definen de quién puedes enamorarte, gran avance. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer y, poco a poco, ir construyendo una sociedad mejor libre de roles autoritarios y sin sentido.

Vamos a hablar de la fuerza. Cuando piensas en fuerza, ¿cuál de los dos sexos te viene a la cabeza? Exacto, el masculino. Sin duda. Los hombres son más fuertes que las mujeres, eso todo el mundo lo sabe. ¿O no? A las mujeres siempre se nos ha negado la fuerza. Una mujer para "agradar" tiene que ser bella, delicada, fina, presumida... y un sinfín de adjetivos más de los cuales "fuerte" no forma parte.

Bien, pues venimos a contaros que entrenar la fuerza debería ser una prioridad de cualquier ser con músculos. Y siento anunciar que tanto hombres como mujeres los tenemos. La misma cantidad de músculos, con exactamente la misma utilidad: ayudar a nuestro cuerpo a moverse, a desplazarse, a sustentar y proteger nuestro esqueleto y a su vez nuestros órganos. ¿Qué gran utilidad y qué poca atención le prestamos no? 

Hasta el día de hoy, la relación de la gran mayoría de mujeres con el deporte ha sido completamente estética. Estar más delgada, perder barriga. Eliminar celulitis, "operación bikini". Buscar "ese cuerpo" que nunca llega, o que llega y curiosamente no te trae la felicidad que tanto anhelabas. Y es que vivimos engañadas. Es tal la manipulación social sobre los roles de género que la información real e importante se queda en otra parte, y curiosamente siempre es en la parte masculina.

Y aquí viene un gran secreto, razón por la cual nunca se nos proporciona tal información al género femenino: trabajar tu fuerza física aumenta tu fuerza psicológica. Boom. Y es que cuando empiezas a sentirte fuerte por fuera, empiezas a sentirte fuerte por dentro. Al fin y al cabo, somos animales con cuerpo y mente, y una cosa no va sin la otra.

Y no lo decimos nosotras, lo dice la ciencia. Al realizar ejercicio, tu cerebro segrega toda una serie de hormonas que cumplen diferentes funciones cada cual más útil para la salud:

1. Endorfinas. También conocidas como hormonas de la felicidad. Son las encargadas de dejarnos con esa sensación de euforia y "poderío" al finalizar cualquier entrenamiento. Funcionan como analgésico natural, reduciendo el dolor físico, el estrés y la ansiedad.

2. Serotonina. Esta hormona se segrega también después de realizar ejercicio físico y nos proporciona una sensación de calma y tranquilidad. Además, tiene una gran influencia en la calidad de nuestro descanso nocturno y nos ayuda a estar más conectadas con nuestra sensación de hambre/saciedad;

3. Dopamina. Es la hormona del placer. La que te induce a volver a aquello que te hace disfrutar. A pesar de que esta hormona se activa con cualquier cosa que nuestro cerebro detecte como placentera drogas, malos hábitos también nos puede ayudar a alejarnos de éstos fomentando su segregación con buenos hábitos como la práctica de ejercicio físico regular.

Aunque esto sucede con cualquier práctica física, entrenar la fuerza va más allá, y tiene unos beneficios extra. Por ejemplo, previene enfermedades degenerativas como la sarcopenia y la osteoporosis. Se sabe que una persona empieza a envejecer a partir de los 35 años, y con ello el cuerpo empieza a entrar en declive. Todo depende de tus hábitos, cuán inclinada sea esa bajada, y trabajar la fuerza puede ayudarte MUCHO a minimizar esa caída.

La sarcopenia es una enfermedad degenerativa que todas las personas sufrimos, que consiste en la pérdida de masa muscular. Los músculos son el sustento del cuerpo y, al debilitarse, perdemos movilidad y habilidad para desplazarnos de manera independiente he aquí uno de los grandes problemas de la sociedad actual, gozamos de una esperanza de vida mucho mayor pero, ¿con qué calidad?. Sobre todo las mujeres, debido a nuestro sistema hormonal, tenemos más tendencia a la pérdida muscular, y sin embargo a nivel social está "mal visto" que una mujer quiera fortalecer su musculatura, ¿contradictorio no?

Lo mismo pasa con la osteoporosis, es una enfermedad que aparece con la edad avanzada que consiste en la pérdida de densidad ósea, donde los huesos van perdiendo fuerza y cada vez son más débiles y fáciles de romper y enfermar. Entonces, si nuestros huesos se debilitan y nuestra masa muscular se deteriora y nuestro cuerpo deja de valerse por sí mismo. Estos son problemas aplicables a ambos sexos, pero la curiosidad está en preguntarnos por qué al género masculino se le enseña a desarrollar su fuerza y sus habilidades físicas y al género femenino no, cuando en realidad las que más lo necesitan por razones biológicas son las mujeres.

La falta de fuerza física implica una falta de fuerza mental. El sistema no nos quiere fuertes e independientes y eso hay que cambiarlo. Si todavía no lo has hecho, busca tu centro más cercano y ¡entrena tu fuerza!

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