La ciencia confirma que el matrimonio engorda (pero solo a ellos)

¿Y si esta diferencia entre sexos es consecuencia de una presión estética insoportable sobre las mujeres?

Al margen de la gordofobia, que existe y es deplorable la mires como la mires, la realidad es que la obesidad es un factor de riesgo para múltiples enfermedades. Esto no es razón para que nadie le diga a nadie, ni con una sonrisa ni con un insulto, lo que debe hacer con su cuerpo. Es simplemente un hecho a considerar. Como lo es también, y según una nueva investigación del Instituto Nacional de Cardiología de Varsovia, que el dicho de que el matrimonio engorda es una realidad. Eso sí: una realidad parcial puesto que solo les afecta a ellos.

En concreto, el equipo de estudio examinó los datos médicos de 2405 personas de una edad promedio de 50 años. Su peso corporal. El aumento de ese peso corporal en el tiempo. Su sexo. Su estado civil. Su estado de salud mental. ¿La conclusión? Los hombres casados presentan 3,2 veces más probabilidades de ser obesos que los hombres solteros. Unas cifras bastante significativas. Pero no aisladas: otro estudio previo de la Universidad de Bath había concluido que los hombres casados pesan 1,4 kilogramos más.

Un fenómeno que no parece afectar a las mujeres: no hay diferencias en la probabilidad de ser obesa entre las mujeres casadas y las mujeres solteras. Por el contrario, el corpus de investigaciones científicas ha probado que la depresión duplica el riesgo de obesidad en las mujeres, algo que no ocurre en el caso de los hombres. ¿Por qué se dan estas diferencias? No lo sabemos. Lo que está claro es que mujeres y hombres parten con una configuración hormonal y hasta cierto punto conductual diferente que influye en todo esto.

En este sentido, y según ha expresado recientemente la directora de la Alianza para la Salud de la Obesidad, Katharine Jenner, “este estudio es un nuevo recordatorio de que el exceso de peso se debe a una compleja combinación de factores sociales, psicológicos y ambientales más amplios, no simplemente a la elección personal”. Y esto nos lleva a una reflexión: ¿y si el hecho de que ellas no engorden durante el matrimonio es consecuencia, una vez más, de unas presiones sociales muchísimo más exigentes?

Piénsalo. Que los hombres engorden más cuando se casan y pierdan peso cuando se divorcian puede tener relación con la seducción. Es algo que podría pasarnos a todxs: cuando estás en el mercado te esfuerzas más y cuando estás en pareja te relajas un poco. El hecho de que a ellas no les pase puede ser indicativo de que a ellas, además de importarle ser atractivas durante la fase de búsqueda de pareja, también les importa encajar en el físico cánon TODO EL TIEMPO. Y no es culpa de ellas. Es culpa de la sociedad.

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