¿De verdad necesitan los hombres un tratamiento de testosterona?

Solo es recomendable en casos en los que media una patología que reduce los niveles más allá de lo natural

Testosterona. Es una palabra mágica dentro de la machosfera. La que hace que muchos hombres se sientan hombres. Y, sí, las mujeres también producen testosterona de manera natural, solo que las cantidades son entre diez y veinte veces menor que en los hombres. Al menos durante la primera adultez. A partir de ahí, aunque siempre tienen niveles mayores que las mujeres, los hombres comienzan a perder testosterona. Un fenómeno que parece estar intensificándose en los países occidentales a causa del estilo de vida. Ante este panorama, muchos hombres están abrazando las terapias de suplementación de testosterona. ¿Pero es esto una buena idea?

Depende. Para empezar, es cierto que la testosterona, como cualquier otra hormona, juega un papel clave en la vida y en la salud de los hombres. Entre otras cosas, explican desde la Mayo Clinic, influye en la densidad ósea, en la fuerza y en la masa muscular, en la distribución adecuada de la grasa, en la producción de glóbulos rojos, en la producción de esperma y en el deseo sexual. De hecho, esto último es uno de los motivos principales por los que tantos hombres se rayan con la bajada natural de testosterona a partir de los 45 años: quieren disfrutar de una libido similar a la que solían sentir siendo más jóvenes. No llevan bien lo de la apatía sexual.

Es por eso, cuenta el periodista especializado en salud Pablo Linde, que, “según datos proporcionados a El País por la consultora IQVIA, las ventas [de tratamientos de testosterona] han crecido un 15% en cuatro años en las farmacias españolas”. Y sí, en personas con hipogonadismo estas terapias ofrecen resultados muy buenos: mejora de la salud de los hombres, de su estado anímico y de su sexualidad. El problema viene cuando gente que no presenta esta condición, sino que simplemente está envejeciendo de manera natural, lucha contra el orden natural de las cosas metiéndose esa testosterona por vía farmacológica. Esos casos son muy distintos.

De hecho, y como afirma el doctor Antonio Hernández en su ensayo Testosterona. La hormona de la vida, la gente que no presenta problemas especiales puede ver arruinada su vida con los tratamientos de testosterona. Según la Mayo Clinic, “la terapia con testosterona tiene varios riesgos: empeoramiento de la apnea del sueño, acné, crecimiento no canceroso de la próstata y crecimiento del cáncer de próstata existente, aumento de los pechos, encogimiento de los testículos o producción excesiva de glóbulos rojos”. En casos así, si estás sano, lo mejor es llevar una vida saludable para elevar tus niveles de testosterona de manera natural. Lo demás es moda peligrosa.

Preferencias de privacidad