Cómo hacer reír a alguien que te llama llorando

Cuando alguien que quieres no se encuentra bien y necesita compartir su dolor contigo quizás no seas capaz de encontrar las herramientas que te hagan no solo entender su sufrimiento sino también animarla
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Se ilumina tu pantalla. Observas y ves que es un familiar o una persona muy cercana a ti. La llamada, en principio, no te sorprende. Puede ser una más de todas. Descuelgas y apenas puedes entender lo que te están diciendo. La persona está llorando. Mucho, muy fuerte. Te dice que no sabía a quién llamar y te cuenta lo que le ocurre. Se nota, en su voz, que esa persona está mal, triste, dolida. Mientras habla empiezas a buscar en todos los rincones de tu mente cuáles son las palabras perfectas para poder calmar la situación. En este punto es bastante importante saber cuál ha sido el inconveniente. Me explico: si ha pasado una tragedia, es probable que estos consejos que daremos a continuación no te sirvan demasiado. En estos casos lo que puedes hacer es escuchar, estar ahí e ir a hacerle compañía a esa persona siempre que puedas. Si se trata de algo menos doloroso podrás sacarle una sonrisa a quien está triste con los siguientes puntos.

Temas en común

Cuando alguien que nos importa no está bien queremos solucionar el problema cuanto antes. Al principio, preguntas por los detalles de lo que ha ocurrido, cómo se siente e incluso puedes llegar a preguntar por excesivos detalles que no importan demasiado. Lo que importa es que esa persona no está bien. Una de las principales cosas que pueden hacerse es buscar temas en común, mencionar que hace unos días te acordaste de aquel recuerdo divertido que habéis vivido y que ver la llamada te ha hecho volver a recordarlo. Vaya, es lo que se dice "cambiar de tema" pero no por cualquiera, tiene que ser algo bonito, algo que por unos segundos pueda hacer que quien llora se despeje.

La transformación

Para este punto hay que tener cierto grado de inteligencia. No hablamos de ser más listo sino de tener ese tacto emocional, esa rapidez mental que pueda hacer que transformes el drama en comedia a través de la ironía. Esto solo sirve en ciertos casos, hay algunos en los que no cabe y es por ello que se necesita conocer no solo el motivo sino a la persona. Saber que no se ofenderá y que mediante el sarcasmo puede haber una relajación en la tristeza, una calma.

Quizás no es tan malo

Este punto es uno de los más comunes, es uno de esos consejos que nacen naturalmente cuando buscamos consolar a alguien. Hay que saber mostrar que quizás lo que sucede no es tan malo como parece. Puedes recordarle a esa persona que este sentimiento no es la primera vez que le sucede y que, en otras ocasiones, consiguió superarlo de forma sencilla. Intenta mostrarle vías para que deje de darle vueltas al problema y también puedes decirle que el contexto personal o justamente esta etapa que está viviendo potencia la sensación de tristeza.

Comparte tus alegrías

A veces pensamos que compartir nuestra alegría o felicidad puede hacer crecer el sentimiento de tristeza de la otra persona pero podemos estar equivocados. Es cierto que no puedes obviar lo que sucede y pasar a contar lo maravillosa que es tu vida pero sí que, después de charlar un rato, puedes mencionar algo así como: "te contaré una cosa divertida y feliz que me pasó ayer". Esto no solo hará que la persona le deje de dar vueltas a su problema sino que el bienestar personal puede servir como ejemplo y puede llegar a contagiar a quien se siente triste. 

El entendimiento como arma

En estos momentos a veces solo sirve estar al otro lado del teléfono y expresar tu entendimiento. Expresa que entiendes lo que ocurre, que estás ahí para apoyar y que sobre todo sabes cómo se siente porque tú también te has visto en ese tipo de situaciones. A partir de ahí puedes aconsejarle ciertas cosas que tú llevaste a cabo para superar una tales problemas. Cuando entiendes a alguien y compartes tus vivencias la persona puede llegar a adoptar perspectivas que no se había planteado. Y un recordatorio: a veces alguien está triste por el simple hecho de que no tiene a nadie que lo escuche de verdad o porque necesita descargar la presión del día a día de alguna manera.

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Es importante saber que no siempre podemos animar o hacer reír a alguien que está triste. Y es aún más importante entender y aceptar que llorar no está mal y que la risa o el ánimo no son la única solución a los dramas ni deben construirse como objetivos finales cuando una persona está mal. El apoyo en silencio o colgar el teléfono y desplazarte para darle un abrazo pueden ser más funcionales que otras formas de consolación.

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