Pautas para no tomarte las cosas muy en serio
Forzarte de mala manera a asimilarlo todo con actitud estoica no es muy saludable. A veces las cosas duelen. A veces los dramas son dramas. A veces la gente molesta. Aceptar tus emociones como una parte natural de ti es parte de la madurez. Haces bien en permitirte sentir lo que sientes en cada momento. Ahora bien: abrir la puerta a tu sensibilidad no implica convertirte en alguien ultravulnerable que se ofende por lo más mínimo. Y no solo porque es socialmente estridente, sino porque, y aún más importante, una vida de susceptibilidad máxima y mal rollo constante no es una buena vida. Por suerte, puedes implementar ciertas pautas claves para tomarte las cosas con más ligereza.
La primera de ellas, según cuenta la terapeuta María G. Sosa en una publicación en la revistaPoosh, consiste en tomar distancias de los hechos para que la emocionalidad pierda intensidad y puedas “mirar la secuencia de eventos desde una perspectiva observacional”. Quizá no te quiso ofender. Quizá fue un comentario tonto surgido de la espontaneidad. No obstante, y si no has podido evitar enredarte en tu propia narrativa interna, Sosa te recomienda una segunda pauta muy importante: desafíar la historia que te estás contando. Pregúntate a ti mismx si tiene sentido de verdad. Si es racional. Si harías la misma interpretación si le hubiese pasado a unx amigx.
El problema es que tu cerebro ya ha entrado en modo búsquedadesoluciones y no puedes hacerle desechar la primera historia que se montó sin darle una buena alternativa. Es aquí donde entra en escena la tercera pauta de esta terapeuta: buscar otras posibles explicaciones poniendo el foco en la otra persona. “¿Es posible que esté teniendo un mal día?”. ¿O que se sienta intimidadx por ti y no sepa cómo actuar? ¿O incluso que le gustes y tenga una manera muy torpe de coquetear? Hay mil escenarios diferentes posibles. Pensar en todos ellos hace que aquel que tu mente proyectó primero parezca solo uno de tantos millones. Y eso le quita hierro al asunto. Lo trivializa.
¿Pero qué pasa si no conseguiste seguir estas tres pautas y reaccionaste mal siguiendo las emociones que despertaba en ti aquella primera historia mental? Pues que la cagaste y te toca practicar la autocompasión, una cuarta pauta fundamental para reconciliarte contigo y darte el cariño que le darías a lxs demás en circunstancias similares. En palabras de Sosa, “está bien cometer errores, solo busca formas de repararlo en lugar de quedarte atrapado en la vergüenza”. La comunicación honesta es el mejor camino para lograrlo. Dile que te tomaste las cosas demasiado en serio porque malinterpretaste la situación y no supiste controlarte. No pasa absolutamente nada.