El estoicismo: ¿solo una moda o una filosofía de vida?

Cada vez más personas adoptan esta filosofía contra los embates de la vida

Vivir en el siglo XXI es difícil, a pesar de que no se cansen de llamarnos la generación de cristal. Por la esquinita asoma una tal emergencia climática, por la que muchxs ya empezamos a tener ecoansiedad, y nuestros sueldos ya no nos sirven para independizarnos sin la ayuda de nuestros padres. Ante este panorama, es fácil que queramos buscar sosiego, ya sea a través de la espiritualidad, de la filosofía o de aquellos que se encontraron en épocas adversas en otros tiempos y pensaron cuál era la mejor forma de encararlas.

En este marco nos encontramos con el auge del estoicismo, nacido en la antigua Grecia y predicado por filósofos como Zenón de Citio, Séneca, Epicteto y Marco Aurelio. Los estoicos creen que, aunque no podemos controlar los eventos externos, sí podemos controlar nuestras reacciones y emociones.

Como nos explican en Público, estamos ante una doctrina “sencilla” comparada con otras corrientes filosóficas que pueden ser también interesantes, pero que exigirían mayor tiempo para entenderlas y aplicarlas. Es decir, es muy diferente sumergirte en las corrientes filosóficas de ciertos autores del siglo XIX que hacerlo en las que nos enseña el estoicismo, algo que hace más fácil su aplicación práctica.

Es esa ejecución más fácil lo que atrae tanto del estoicismo. De alguna forma, nos ofrece consejos sobre cómo podemos vivir una vida más tranquila, nos dicta unas “sugerencias” que podemos aplicar ante los retos de nuestro día a día, y eso también seduce a muchas personas con ansia de entender qué les pasa y cómo pueden ir más allá de los manuales de autoayuda.

De filosofía a autoayuda

El problema, precisamente, según algunos críticos, es que esta popularización puede diluir la verdadera esencia del estoicismo, convirtiéndolo en una mera tendencia de psicología de autoayuda, de positivismo tóxico.

Convertiría una práctica y un pensamiento milenario en consejos de consumo rápido, aunque su verdadero valor reside en cómo se aplica. Mientras que otros críticos también alertan de que de forma malinterpretada, aceptar que no puedes hacer nada para cambiar una situación puede invitar a la desmobilización y a no participar en la vida política, algo que puede llevar a un retroceso de los derechos como la salud, la vivienda o la democracia participativa.

Sabemos que el estoicismo entraña mucha curiosidad, por lo que seguro que libros sobre el tema pueden ser una buena introducción a esta filosofía que gana adeptos cada día.

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