Una nueva ley prohibirá a los supermercados tirar comida

Deberán donarla a organizaciones dedicadas a la lucha contra la pobreza alimentaria

Que los supermercados tiran cada día una cantidad de comida absurda es un hecho del que todxs somos más que conscientes. Y es una vergüenza para nuestra sociedad. Sin matices. Sin excusas. Una vergüenza enorme. Y precisamente por eso se está tramitando en el parlamento español un proyecto de ley denominado Ley de Prevención de las Pérdidas de Desperdicios. La idea es clara: que los supermercados sean responsables con el alimento en un país en el que desgraciadamente sigue habiendo gente que sufre escasez.

Una ley que incluirá varias líneas de actuación. Por un lado, exigirá a los supermercados medidas preventivas para evitar el deterioro de los productos alimentarios. Es decir, que tendrán que ponerse las pilas para que la comida no se ponga mala y termine convertida en desperdicio. Por otro lado, les impondrá la obligación de donarla para el consumo humano cuando no haya sido posible la prevención. Quizá ya no tenga la calidad premium que quiere ofrecer el supermercado a sus clientes, pero sigue siendo comestible y útil.

¿Y la que deja de ser útil para el consumo humano? Bueno, esa tampoco podrá terminar en la basura: deberá ir destinada a la alimentación animal u a otras industrias en las que pueda resultar valiosa. Incluso en el peor escenario, ese en el que ya no sirve para prácticamente nada, estará prohibido tirarla sin más porque puede emplearse para fabricar compost o para utilizarla como biomasa en la obtención de energía. Lo que sea antes que deshacerse de ella como si fuera cualquier cosa. Como si no costara producirla.

Pero las empresas no se irán con las manos vacías. Como explica Juan Ángel Martín, director de Comerso, empresa intermediaria entre supermercados y entidades de ayuda alimentaria, en un artículo del periodista especializado en medio ambiente Antonio Cerrillo, las empresas donantes de productos alimentarios se beneficiarían de deducciones en sus impuestos. O al menos esa es la idea que barajan todas las partes para promover el cumplimiento de esta nueva ley. Una con la que se espera cambiar mucho las cosas.

En concreto, la Ley de Prevención de las Pérdidas de Desperdicios aspira a disminuir hasta en un 50% los desperdicios generados por los establecimientos de más de .1300 metros cuadrados de superficie útil de exposición y venta al público, así como a reducir en un 20% las pérdidas durante las fases de producción primaria, de transformación del alimento y de fabricación del mismo. ¿Nos acercamos a un futuro en el que no haya frutas y verduras tiradas como si nada en los contenedores? Ojalá que así sea.

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