Los animales salvajes se mueven cada vez menos

El movimiento de personas ya es cuarenta veces mayor que el de todos los artrópodos, mamíferos y aves juntas

Todos los seres vivos tienen un impacto en los ecosistemas que habitan. Es parte de la naturaleza. Y algunos más: como el castor que construye presas que modifican el curso de los ríos, el elefante que derriba árboles de los bosques y de la sábana o la hormiga cortadora de hojas que trabaja prácticamente como jardinera amateur. Pero el ser humano está en la cúspide de la transformación de hábitats. Y para mal. Porque, a diferencia de los anteriores, lo hace de un modo heavy que no está integrado en los ciclos naturales de esos entornos. Es artificial. Traumático. Y ahora sabemos que hace que las demás especies migren cada vez menos.

Es la conclusión de una nueva investigación científica publicada en la revista especializada Nature Ecology & Evolution y en la que se analizó la distancia recorrida anualmente por la masa total de cada especie. Más concretamente, y para que te hagas una idea de la gravedad del asunto, el movimiento animal disminuyó de media casi un 60% en solo 170 años. Es una barbaridad. Pero es que peor aún es el dato sobre la movilidad humana: en ese mismo transcurso de tiempo ha aumentado un 4.000%. Sí, el movimiento de personas ya es “40 veces mayor que el de todos los artrópodos, mamíferos y aves juntas”, como apuntan desde Gizmodo.

Y no son las únicas comparaciones alarmantes del estudio. Además, parece ser que el movimiento humano a pie es seis veces mayor que el de todos los mamíferos terrestres salvajes juntos”, lo que revela dos cosas: la primera es que somos cada vez más mientras que ellos son cada vez menos y la segunda es que están cada vez más atrapados en puntos muy concretos de conservación o naturaleza. Está muy bien mantener viva una especie. Obvio. Pero si hay 1.000 ejemplares y no pueden vivir de la manera para la que están genéticamente preparados no lo estamos haciendo nada bien. La Tierra está extremadamente desbalanceada ahora mismo.

También el aire. Como señalan desde dicho medio, “la movilidad humana en aviones multiplica por diez la de todas las aves silvestres”, pero “un solo avión consume tanta energía como todas ellas juntas”. Da miedo solo con imaginarlo. Lo que estamos consumiendo es too much. Le estamos dejando sin espacio ni libertad de movimiento. Algo que tiene unas consecuencias terribles: la falta de movilidad animal reduce el transporte de semillas y nutrientes, limita el intercambio de genes, debilita la situación de las especies y desestabiliza las redes alimentarias. También las que contribuyen a que la humanidad se alimente. Aún podemos cambiar el rumbo.

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