Extinción silenciosa: animales comunes que desaparecen sin que nos demos cuenta

Afecta a muchas de las especies que sueles ver en el campo y en las ciudades

En la naturaleza también hay privilegios. Un ejemplo: si eres un mamífero de cientos de kilos es mucho más probable que la comunidad científica y las autoridades políticas hagan esfuerzos en evitar que desaparezcas. O si eres bastante popular entre la población en general. O si eres muy peculiar. Por eso el estado de conservación de los tigres o de los rinocerontes africanos interesa a casi todo el mundo y el de muchas otras especies comunes no tanto. Es lo que se viene llamando extinción silenciosa, una que tiene lugar sin que nadie se entere ni se sepan las causas siquiera. Una que amenaza con alterar muchas de las cadenas alimenticias del planeta.

Piensa en el gorrión de toda la vida. O en la golondrina común. O en el vencejo común. Son aves mucho más sencillas de ver que las míticas aves rapaces que te hacen querer sacar la cabeza por la ventanilla para observarlas. Un pajarillo de 30 gramos no te emociona demasiado. Un bicharraco con alas de cinco kilos sí. Sin embargo, en opinión del profesor de zoología José Guerrero Casado, de la Universidad de Córdoba, “evitar la tragedia de perder estas especies comunes es uno de los grandes retos de conservación que debemos afrontar ya” porque son esenciales en los ecosistemas que ocupan. Que no molen tanto no las hace más prescindibles. No lo son.

Y no son solo aves, eh. Sí, en Europa la población de las 168 especies de aves más comunes ha disminuido un 14% en las últimas tres décadas, pero otro tanto le está pasando a especies habituales y claves del continente como el sapo común o el conejo europeo. Y da igual si te caen mejor o peor. Da igual si prefieres no encontrártelos cuando vas por el campo. Esto no trata sobre ti ni sobre ningún ser humano. Es mucho más importante que eso: si el conejo europeo cae, el lince ibérico, que tanto ha costado recuperar tras estar al borde de la extinción, perdería su principal presa. En la naturaleza todo está conectado. No puedes quitar piezas sin liarla. No funciona así.

Pero este fenómeno va más allá de priorizar a los mamíferos sobre el resto de clases de animales. Va principalmente del foco mediático. Por eso ocurre la ironía, escribe Casado, de que la población de linces esté mucho más saludable, pero la del gato montés, “la otra especie de felino silvestre que habita en España”, haya ido cayendo en picado hasta alcanzar unos números alarmantes. Hay regiones de la península donde ya ha desaparecido. Algo similar le ocurre al turón y a la comadreja, otros dos mamíferos típicos de por aquí. O ponemos sus caras en los medios con una señal de alerta o poca gente va a prestarles atención. Y sería un drama perderlos para siempre.

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