Tomarse la justicia por su lado: lo de Torre Pacheco sienta un precedente terrible

Grupos fascistas se han desplazado a este municipio para agredir a la población migrante al grito de “arriba Franco, moros de mierda”

Lo normal sería decir que todo empezó con Domingo, un señor mayor del municipio murciano de Torre Pacheco que días atrás sufrió una brutal agresión a manos de un joven. Parece que todo formaba parte del lamentable reto viral conocido como happy slapping. Luego, y antes de que la policía identificara a posibles sospechosos, la maquinaria mediática de la ultraderecha comenzó a difundir bulos sobre el origen de los supuestos agresores, a lanzar mensajes racistas muy perturbadores y a incitar a la violencia contra los inmigrantes. Sí, lo normal sería decir que todo empezó con Domingo, pero lo cierto es que esto viene de mucho antes: estamos asistiendo al auge del fascismo.

Batalla campal en Torre Pacheco

Que la policía estuviese ayer muy presente en Torre Pacheco no era random en absoluto. Varios grupos de fascistas de toda España habían anunciado su desplazamiento al municipio murciano para agredir a su población migrante. Y menos mal que estaba allí. Sí, se desplazaron, y sí, hicieron incursiones violentas en varios lugares de la ciudad. Por ejemplo, y según cuentan desde El País, “decenas de hombres vestidos de negro y con cascos de motocicleta han ingresado a un local de kebab armados con bates y han reventado parte del establecimiento”. También agredieron a un menor de origen marroquí y a un periodista que trataba de retratar esta cacería xenófoba.

Porque para una persona demócrata solo hay una manera de reaccionar a la agresión a Domingo: desear que las fuerzas de seguridad detuvieran al culpable y que la justicia lo juzgase debidamente. Con independencia de su etnia. Venga del país que venga. Y tenga la fe que tenga. Esta otra manera de actuar, la de tomarse la justicia por su cuenta, la de utilizar el sufrimiento de Domingo como excusa para dar rienda suelta al odio hacia lo diferente, solo tiene un nombre y es el de racismo. No hay más. Esta gente estaba deseando que pasara algo así para armarse, salir a la calle y convertir la vida de decenas de personas inocentes en una pesadilla. Es el mundo con el que sueñan.

Y es que en Torre Pacheco hay una notable población inmigrante trabajadora. Sí, trabajadora: la mayoría son temporeros que hacen un trabajo que nadie más quiere hacer en unas condiciones indecentes que nadie más acepta. Son madres y padres. Son hijas e hijos. Son maridos y esposas. Son familias. Familias que tienen mucho miedo de salir a la calle y que una pandilla de energúmenos racistas les dé una paliza. Gente que no ha hecho nada malo. Gente cuyo único pecado es el de haber venido de otro país para escapar de la pobreza. Gente a veces española cuyos padres llegaron de fuera y sufren una discriminación terrible que les impide ser feliz en su propio país de nacimiento.

La victoria de la gente sensata

Se necesita solo un gramito de sensatez para entender que lo que haga una persona, aunque sea tan horrible como una agresión gratuita a un señor mayor, no representa a ningún colectivo. Esto vale para la población migrante, pero también para la población española: esos grupos nazis no representan a nuestro país. Y el propio Domingo y su mujer son quizá el mejor ejemplo posible. En palabras de ella, “hacen lo mismo que le hicieron a Domingo”, que es una forma muy clara de decir que la violencia siempre es un asco. Da igual quien la ejerza. Él ya denunció. Es todo lo que quería hacer. No le pidió a nadie que viniera a vengarle. Y menos bajo lemas como “arriba Franco, moros de mierda”.

En la misma línea ha hablado Fernando López Miras, presidente de la Región de Murcia por el Partido Popular: “Las gentes de Torre Pacheco son hombres y mujeres honrados, honestos, trabajadores que llevan muchos años conviviendo en paz en su pueblo, y no quieren que esto pase”. Simplemente han tenido la mala suerte de ver cómo su tierra se convertía en el escenario idóneo para las agresiones de la ultraderecha más peligrosa. Y esto no es anecdótico. Esto sienta un precedente muy grave. Es hora de que la gente sensata dé un paso al frente y rechace estas mierdas con unanimidad y firmeza. Esto no puede volver a pasar. Este no es nuestro país.

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