Reunión urgente de líderes europeos sobre el futuro de Ucrania: ¿por qué hoy y ahora?

La encrucijada es clara: o seguir bajo el paraguas de un Trump cada vez más radical o emanciparse para ser una alternativa más amable al liderazgo mundial

El final de la Segunda Guerra Mundial trajo consigo una alianza, la de Estados Unidos y los países occidentales de Europa, que parecía que iba a durar para siempre. Nadie supo vaticinar que décadas más tarde entraría un radical a la Casa Blanca a poner el mundo patas arriba. Sí, lo de Trump durante estas primeras semanas de mandato está siendo escandaloso: saca a Estados Unidos de la OMS y el Acuerdo de París, dice que va a convertir Gaza en un resort de lujo, enfada a media Latinoamérica, comienza una guerra comercial con China y vuelve con su matraca de que la UE tiene que doblegarse más a su voluntad si quiere seguir gozando de su paraguas político y militar.

De hecho, en la última reunión de la OTAN, el nuevo jefe del Pentágono, Pete Hegseth, pidió a los países europeos elevar el gasto militar hasta el 5% del PIB. Da igual si aquí priorizamos las políticas sociales. Da igual si preferimos emplear el dinero público en un sistema sanitario de calidad. Da igual si necesitamos ese dinero para cuidar de la gente vulnerable. A Trump le da igual. Quiere que España y el resto de países de la alianza le creen un ejército bien potente con el que seguir dominando el mundo. El gobierno español, eso sí, ya ha dicho que su decisión es la subida de la inversión a un 2% del PIB. Y eso ya es mucho. Puede que afecte a nuestro estado del bienestar.

En cualquier caso, es evidente que la Unión Europea se encuentra en una encrucijada: o seguir bajo el liderazgo de Estados Unidos, ahora en manos de un tipo que representa exactamente los valores contrarios que promulga la UE, o emanciparse política y militarmente para tomar un camino más democrático, más conciliador y más plural. De hecho, hoy mismo está teniendo lugar en París una reunión entre los líderes de los principales países europeos para hablar sobre la decisión de Trump de no apoyar a Ucrania. Europa debe decidir. Ser coherente con lo que lleva defendiendo tantísimas décadas o bailar al son de la música que suena. Una música racista y horrible.

Y ojalá que sea lo primero

Sí, perder un aliado tan fuerte como Estados Unidos genera incertidumbre. Y tampoco es como si la alternativa a la dominancia mundial de la Casa Blanca fuese una maravilla: China no es precisamente la cumbre de la democracia, la tolerancia, la pluralidad y la transparencia. Nada hace pensar que el mundo fuera a ser un lugar mucho mejor para la humanidad con China al volante. En este sentido, quizás las chaladuras de Trump sean el punto de partida para una UE más fuerte que extienda sus valores democráticos al mundo. Europa tiene un pasado oscuro. Nadie lo olvida. Pero hoy no hay comunidad con mayor solidaridad social.

Algo que algunxs autorxs vienen reclamando desde hace tiempo. Nicolás Sartorius, en su ensayo Democracia Expansiva, explica muy bien por qué la UE debe cohesionarse política y fiscalmente para ser más autosuficiente. Sin imperialismos. Sin tácticas mafiosas. Sin agresividad militar. Europa podría unir fuerzas para tratar de expandir ese modus vivendi más verde, más feminista y más diverso. Todo ello mientras intenta que los demonios internos de la ultraderecha no cambien la propia naturaleza democrática de la UE. Que lxs radicales como Meloni o Abascal no se hagan con su mando. Es un reto complicado. Pero merece la pena viendo cómo está el patio.

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