Los peligros de la adicción a los ansiolíticos: una realidad entre jóvenes

El abuso de ansiolíticos, sea por la automedicación o por uso recreativo, es un problema en aumento

Cuando hablamos de drogas y de adicciones siempre pensamos en la cocaína, en la heroína, en los porros, incluso en el alcohol y el tabaco, pero sobre todo en las drogas recreativas. Por otra parte, cada vez es más normal acudir a los ansiolíticos para sentirse mejor cuando unx tiene problemas para dormir o siente malestar. No hay nada de malo en ello si se hace bajo la supervisión de un psiquiatra y siguiendo las pautas de tiempos y cantidades necesarias. Pero la adicción a los ansiolíticos es también una realidad cada vez más frecuente y, además, afecta incluso a lxs adolescentes.

Según cifras del ministerio de Sanidad citadas por varios medios de comunicación, más de dos millones y medio de españoles toman psicofármacos a diario. Durante los diez primeros meses de 2021, se vendieron 99 millones de cajas de ansiolíticos y antidepresivos y de tranquilizantes, otros 85 millones de envases, según publicó recientemente el diario Noticias de Navarra.

No hay que normalizar su uso cuando no es necesario

Caer en la adicción a los antidepresivos puede deberse a muchos factores, como una mala distribución de su consumo o un abuso desproporcionado; que después puede generar un síndrome de abstinencia y que a su vez desencadena en un mayor consumo. Este síndrome se puede generar después de un periodo demasiado prolongado de tomar ansiolíticos o porque al dejarlos se sienta una gran necesidad de recuperarlo. Por eso es tan importante consumirlo siempre bajo la correcta supervisión médica y no normalizar su uso en situaciones que seguramente se puedan gestionar.

Para conocer los riesgos de los ansiolíticos es importante saber primero sus efectos. Un ansiolítico es un fármaco psicotrópico que tiene una acción depresora del sistema nervioso central, que actúa ralentizando el ritmo y las funciones del cuerpo. Produce relajación y somnolencia y por eso se usa para el tratamiento de la ansiedad, el insomnio y otros trastornos psicológicos.

La mayoría de ansiolíticos pertenecen a la familia de las benzodiacepinas, que actúan sobre el receptor del GABA (ácido gamma amino-butírico), que es el principal neurotransmisor inhibidor en humanos.

No todas las personas se enganchan a los ansiolíticos a partir del uso terapéutico, si no que cada vez son más lxs jóvenes que lo consumen de forma terapéutica y lo mezclan con alcohol para embriagarse. Así, de nuevo, según el ministerio de Sanidad, uno de cada cuatro menores de entre 14 y 18 años confiesan haber probado los ansiolíticos en alguna ocasión, y generalmente con tendencia a hacerlo por primera vez entre los 14 y los 15.

Si convives con menores, es importante que no dejes a su alcance ansiolíticos y no normalices su uso como si lo pudiera tomar cualquier persona en cualquier situación. Hay que evitar por supuesto la automedicación, aunque esto vale también para adultos, y no tomar esta medicación en situaciones que creas que puedes gestionar sin llegar a este extremo. Y, por supuesto, no mezclarlo con alcohol, que puede tener consecuencias bastantes catastróficas.

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