Crece la fobia a comprar en tiendas físicas entre la generación Z
Cada generación está marcada por su contexto y la Z no es ninguna excepción. A diferencia de generaciones previas, tan acostumbradas a charlar horas por teléfono, esta no suele disfrutar nada de las llamadas y prefiere mil veces enviarse unos cuantos audios que tener que afrontarlas. De hecho, la resistencia a esta forma de comunicación es tan intensa que se habla incluso de fobia, y han surgido ya cursos orientados a superarla. Pero ese es tan solo un ejemplo de las particularidades de nuestra generación y hay otras actividades cotidianas que nos suelen generar algo de ansiedad. Es el caso de comprar en tiendas físicas. Especialmente en las más pequeñas.
Porque uno de los problemas de comprar así es la presión que sientes por parte de lxs empleadxs. A veces es solo una mirada fugaz. Otras una sonrisa. Y otras directamente es un hola, qué tal, ¿te puedo ayudar en algo?. Y no es que ni tú ni yo tengamos dificultades sociales. No necesariamente. Es solo que es un contexto al que no estamos acostumbrados porque nos hemos pasado la vida comprando a golpe de clic. Mucho más impersonal, sí, pero sin que ningún otro ser humano nos condicione. Para la gente que ha crecido en un mundo analógico puede ser difícil de entender, pero para la gente que hemos crecido en el universo digital tiene todo el sentido del mundo.
Pero no es solo eso. También está el tema de la información. Que sí, que en la tienda física puedes recibirla de primera mano de quien trabaja ahí, pero es una info relativamente sospechosa porque esa persona quiere que compres. En ese sentido, la compra digital te ofrece muchas más oportunidades de análisis: vienen detallados muchos más aspectos técnicos de los productos, tienes vídeos sobre cómo funcionan en algunos casos y, lo más importante de todos, tienes las opiniones de otras cientos de personas. Y esto es lo más trascendente hoy día. Si un producto tiene dos estrellas de cinco no lo vas a comprar. La comunidad digital te ayuda a tomar buenas decisiones.
De ahí que los comercios más damnificados de nuestra reticencia a comprar físicamente sean los más pequeños. Para empezar, muchos de ellos no cuentan con tienda online, con lo cual no venden si no compras in situ. Por otro lado, son negocios con menos recursos para ofrecerte esa info avanzada. No tienen pantallas ni movidas así. Solo una persona tras un mostrador. Pero hay que romper el hielo. Hay que ir a estas tienditas, aprender el vocabulario que ignoramos y comprar local. Es eso o que vayan desapareciendo y solo haya en el mundo megasupermercados y megacomercios. Y eso sería catastrófico para el planeta y para cientos de millones de familias.