Cataluña quiere copiar el modelo Ámsterdam: solo puedes comprar una casa si vas a vivir en ella
La crisis de la vivienda que atraviesan buena parte de los países europeos tiene una solución muy clara: impedir que los especuladores inmobiliarios compren casas como si fuera una inversión más. Porque no lo es. Que inviertan en acciones de empresas. Que inviertan en bonos del estado. Que inviertan en cualquier cosa que resulte productiva para el resto de la sociedad. Pero no en la vivienda. No porque lo único que consiguen es que su precio se vuelva loco y la mayoría de la gente, especialmente la joven, vean totalmente secuestrado su futuro. Por eso Países Bajos decidió meterle mano unos años atrás prohibiendo la compra especulativa. Algo que podría llegar pronto a España.
Sí, desde el 1 de enero del 2022 está vigente en Países Bajos la Ley de Protección Contra la Compra, más conocida fuera del país como modelo Ámsterdam. Y su funcionamiento es relativamente sencillo: como bien explica la periodista Isabel Ferrer, la medida introdujo “la condición de que el propietario resida en el domicilio durante los cuatro primeros años”, lo que espanta a infinidad de especuladores que obviamente no quieren vivir ahí realmente. Además, y dado que nadie se puede multiplicar y vivir en varios barrios a la vez, la medida también impide la compra masiva por parte de gente con mucho dinero y poca imaginación para invertirlo en otras cosas.
¿Pero por qué es esto noticia ahora? Pues porque, según cuenta esta misma periodista, parece ser que últimamente se ha abierto en Cataluña el debate sobre la implementación del modelo Ámsterdam en la ciudad. En palabras de Ferrer, “una comisión de la Generalitat con la participación de Comuns, uno de los socios de Salvador Illa, ha empezado recientemente a estudiar la viabilidad jurídica de la prohibición”. Y es que algo hay que hacer. Es evidente que el modo en que funcionan las cosas en este momento, con una libertad total para adquirir inmuebles sin pensar en el mal social que conllevar, nos está abocando a un absoluto desastre. Hay que ser valientes.
Lógicamente, y como siempre, no todo el mundo ve la medida con buenos ojos. A veces por una cuestión de intereses de clase. Otras por una cuestión de perspectiva ideológica, de pensar que la intervención estatal es mala para el mercado. Y aquí nadie es economista, pero es muy obvio que la actual situación es insostenible. ¿Vamos a dejar de tomar medidas por miedo a que las cosas salgan mal cuando ya están saliendo fatal? No tiene sentido. Puede que el modelo Ámsterdam no sea perfecto. Pero es momento de actuar. Y no solo en Cataluña. El problema de la vivienda es tan jodido que condena a casi toda la gente joven del país. No podemos continuar así.