El misterio de los ‘barco fantasma’ con cabezas decapitadas que aparecen en las costas de Japón

Todo indica a las autoridades niponas que los náufragos podrían ser norcoreanos que llevaban mucho tiempo en el mar, quizás semanas o meses.
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Apareció entre el oleaje un día de mal tiempo en la remota isla de Sado, en el noroeste de Japón. Era la proa destrozada de lo que había sido un barco pesquero de madera con una inscripción en coreano en uno de sus lados. En su interior, cinco cuerpos, ya casi esqueletos, y dos cabezas seccionadas se pudrían al sol. Todo hizo indicar a las autoridades niponas que los náufragos llevaban mucho tiempo en el mar, quizás semanas o meses. Inquietante, pero nada nuevo: los ‘barcos fantasma’ provenientes de Corea del Norte se han convertido en un macabro hallazgo habitual en las costas occidentales de Japón. De hecho, algunas informaciones sitúan en torno al centenar las embarcaciones que aparecen cada año a la deriva o encalladas en las arenas. 

Provenientes de uno de los regímenes dictatoriales más herméticos del mundo, estas embarcaciones precarias no están preparadas para navegar en las agitadas aguas del Mar de Japón durante los inviernos. Probablemente se trata de pescadores que, forzados por la escasez de recursos en su país se aventuran cada vez más lejos en busca de nuevos caladeros, sin embargo, la severidad de los vientos de noroeste unido a la escasa potencia de las embarcaciones y la escasez de combustible les empuja a un viaje sin retorno del que muchas veces no es posible salir con vida. En 2017, un barco similar arribó a las costas niponas con una tripulación todavía con vida que rogó ser devuelta a Corea del Norte por temor a que pensaran que se trataba de desertores.

No sería algo raro. No son pocos los que han intentado escapar de la opresión impuesta por el líder norcoreano Kim Jong-un utilizando unos barcos de madera que no están pensados para adentrarse en el mismo mar que inspiró La gran ola de Kanagawa, de Katsushika Hokusai. También se ha especulado que podría tratarse de espías o, simplemente, pescadores que no han sido capaces de enfrentar el camino de retorno. Eso sí, la aparición de cuerpos decapitados no hacen más que aumentar el halo de misterio que rodea la aparición de estos barcos. Es por ello de que la tesis de que se trataría de disidentes a los que se arroja al mar sin provisiones ni agua en estas precarias embarcaciones, como un cruel método de ostracismo y muerte, la que ha ganado más fuerza.

A pesar de lo macabro del hallazgo, la Guardia Costera de Japón ha querido quitarle hierro al asunto y se ha limitado a recomendar a los habitantes de las zonas costeras de la zona occidental de Honshu que, por precaución, no se acerquen a este tipo de embarcaciones desconocidas y que avisen inmediatamente en caso de un nuevo avistamiento. Como telón de fondo, las tensiones diplomáticas entre los gobiernos de Japón y Corea del Norte obligan a tratar las investigaciones sobre la última embarcación con la máxima cautela después de la amenaza norcoreana, el pasado mes de noviembre, de emplear un “misil balístico real” si el primer ministro japonés, Shinzo Abe, insistía en calificar las pruebas armamentísticas de Corea del Norte como una amenaza real para la población de Japón.

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