¿Está manchado de sangre el aguacate que estás comiendo?

¿Está manchado de sangre el aguacate que estás comiendo?
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El aguacate es el bestseller del pornfood contemporáneo. Una pieza básica en el engranaje alimenticio del healthy millennial way of life. Su deliciosidad, unido a una calidad nutritiva maravillosa, ha conquistado nuestros corazones hasta tal punto que su demanda escaló a las 500.000 toneladas en 2018 tan solo en Europa. Somos verdaderamente felices con nuestros aguacates. O al menos lo éramos. Porque solo unas semanas atrás el famoso chef irlandés JP McMahon reventó nuestra felicidad aguacatera en una entrevista para The Independent al apodarlos como "los diamantes de sangre de México".

Más concretamente, McMahon explicó que había abandonado el uso de aguacates en sus restaurantes "por el impacto que tienen en los países de donde provienen: deforestación en Chile y violencia en México". Una cruzada que traspasa el posicionamiento personal, ya que no duda en reivindicar que todos los restaurantes de Gran Bretaña sigan su ejemplo. Algunos ya lo están haciendo. El restaurante inglés Wild Strawberry Cafe publicó un post en Instagram justificando esta decisión en que "hay informes de cárteles mexicanos de la droga que controlan las lucrativas exportaciones".

Narcoaguacates

México, productor de un tercio de los aguacates del planeta, llevaba 9.000 años cultivándolos cuando esta inmensa demanda mundial de la última década cambió por completo el panorama. Como cuenta el periodista de investigación Brook Larmer en The New York Times, los cárteles vieron entonces en este "oro verde" una oportunidad perfecta de financiación paralela al tráfico de drogas, además de una vía para lavar todo su dinero negro. Desde entonces en Michoacán, estado donde están ubicadas la mayoría de plantaciones, se han registrado The New York Times.

Según cuenta Larmer, durante años los cárteles extorsionaban brutalmente a los productores al imponerles cuotas que debían pagar para proteger su vida y la de sus familias. La autodefensa armada iniciada por los oprimidos en 2013 ha debilitado esa tiranía criminal, pero según el periodista está constantemente proliferando. Como apunta Sin Embargo México, los Caballeros Templarios, Jalisco Nueva Generación, la Nueva Familia Michoacana y los Viagras se disputan con sangre el control del oro verde. Y, mientras tanto, autodefensa armada sobre jornaleros del aguacate asesinados continúan llegando.

Aguacatazo medioambiental

Además de toda esta tragedia humana, Wild Strawberry Cafe daba en su post otro argumento para tachar el aguacate de su carta. "Los bosques se están reduciendo para dar paso a las plantaciones". Y es verdad: desde 1980 la superficie destinada a producir aguacates en Michoacán ha crecido un 342% a costa de terrenos naturales. Lo mismo ha ocurrido en Chile, otro gran exportador de aguacates, donde las grandes necesidades hídricas de la planta han provocado sequías y vulneraciones del derecho al agua en provincias productoras como ha crecido un 342%, generando así un éxodo de trabajadores.

Además, añadían desde Wild Strawberry Cafe, esta "agricultura intensiva a gran escala contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero". Y no acaba aquí la cosa. Según el documental Los aguacates del diablo, emitido por France 2 en septiembre de 2017, las plantaciones utilizan sustancias insecticidas extremadamente tóxicos para los trabajadores y habitantes de los alrededores como el Perfekthion, el ácido fosfórico o el Naled 90, prohibidos en Europa. La pregunta que te estás haciendo, ante tanto drama, es: ¿debo yo también renunciar a los aguacates si quiero practicar un consumo ético?

Aguacates españoles

Como contaba McMahon durante su entrevista en The Independent, "puedes obtener aguacates de comercio justo pero la mayoría no se producen así". No obstante, los españoles somos los europeos mejor posicionados para consumir aguacates responsables. Nuestro país es, de manera rotunda, el mayor productor de todo el continente, alcanzando hasta las 83.800 toneladas durante la campaña 2015/2016. En concreto, el microclima subtropical que envuelve la axarquía malagueña y la costa granadina es responsable del 90% de la producción nacional. ¿Pero cómo diferenciarla del resto?

La Asociación Española de Tropicales, encargada de proteger el aguacate nacional, afirma en su web que "existen una serie de indicadores para ayudarles a reconocerlo y no confundirlo con otros procedentes de la importación". Decidimos entonces llamar a Jose Linares, presidente de la asociación, que desmonta mis ilusiones rápidamente explicando que "la diferenciación es para los expertos" y que "resulta complicado hacer que el consumidor identifique a simple vista nuestro producto". La variedad es la misma y algunas marcas venden aguacates nacionales e importados por igual.

Denominación geográfica

"Ahora mismo estamos trabajando para conseguir la denominación geográfica. Ese será el detonante del a diferenciación y calculamos que la tendremos para el año que viene", explica Linares. De esta manera seremos capaces de identificar fácilmente el aguacate producido en España, más ecológico "no tenemos autorización para usar casi ningún producto químico", menos contaminante menor consumo energético al no tener que transportarlo y mantenerlo refrigerado desde la otra esquina del mundo y sin ninguna clase de violencia o explotación humana rodeando su producción.

De todas formas, y a pesar de las explicaciones de Linares, decidimos acercarnos a los supermercados de dos de las mayores cadenas de nuestro país. Allí comprobamos que, efectivamente, distinguir un aguacate ético de otro cargado de drama es imposible, salvo aquellos que vienen empaquetados. Porque en el etiquetado de estos packs sí aparece mencionada la procedencia: México, Perú, España... Aunque esto significa saltar de un problema a otro: el consumo totalmente prescindible de plástico, el gran demonio contaminante del planeta en estos momentos.

Consumo ético

Algunas de los aspectos negativos presentes en la producción de aguacate en algunos países están presentes en la producción de muchos otros alimentos o materiales. Y, una vez más, la realidad se muestra materiales como para ofrecernos una solución definitiva e incuestionable. O al menos por ahora. Y sí, está bien tomar consciencia de cómo, capitalismo mediante, lo que compramos aquí tiene consecuencias en otros puntos del mundo, pero no podemos controlarlo todo. Lo importante es elegir tu lucha, tener voluntad crítica y hacerlo de la mejor manera que puedas.

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