Las personas trans no tienen por qué 'parecer' más o hombre o mujer para merecer tu respeto

Rachel Levine será la primera funcionaria federal abiertamente trans, una noticia muy positiva para el colectivo que rápidamente se ha convertido en un nido de burlas y transfobia
Rachel Levine | Wikimedia Commons

Los Morancos son trending topic. Y no porque sean el último remake en ser anunciado. Sino por pura transfobia. Recapitulando: todo empezó con la noticia de que Rachel Levine, designada por Biden como vicesecretaria de Salud y Servicios Humanos en el nuevo gobierno estadounidense, será la primera funcionaria federal abiertamente trans. Era una noticia positiva para los derechos de la comunidad, una de esas primeras veces que merecen ser celebradas porque suponen un avance en la visibilización y la normalización de las personas que forman parte del colectivo. Y más aun después del gobierno de Trump, que se cebó con los derechos LGTBI, con medidas tránsfobas que retrocedieron en muchas luchas que se creían ya conquistadas.

Pero no. Esta celebración se convirtió en burla, asegurando que tenía un supuesto parecido a Jorge Cadaval, uno de los integrantes de Los Morancos. Todo el mundo entró al trapo, incluido el propio Jorge, que hizo un video asegurando que él no era Levine y que le deseaba mucha suerte en su cargo. De nuevo, cualquier excusa es buena para sacar a relucir la transfobia. Esta burla en masa revivió otro debate: el del passing. Mal explicado, tienes passing si una persona “no parece trans”. Es decir, si se adapta a nuestras expectativas de lo que es hombre o mujer. “De alguna manera se ríen de ella por ser una mujer que parece un hombre por no cumplir con esos rasgos asignados a una mujer”, explica Manuel Souto en referencia a Levine.

Tristemente, hoy en día, la mayoría de las personas trans dependen de este passing para poder llevar una vida digna aunque no debería ser así, porque no todas las personas quieren tener passing, no todas las personas trans quieren hacer la llamada “transición completa”. Por ejemplo, el passing hoy en día es necesario para que no te rechacen en una entrevista de trabajo ocho de cada diez personas trans no tiene trabajo, o para sufrir menos violencia por la calle, o menos precariedad, o incluso pasar por el filtro de la atracción de muchxs y poder tener una vida amorosa completa.

Y eso es un grave problema, porque es “fácil” tener el passing si descubres que eres trans de pequeñx. Pero si lo haces a una edad avanzada, como Levine, que salió del armario de adulta, con un cuerpo muy formado es más difícil esta transición. O si no tienes dinero para someterte a tratamientos y operaciones que te permitan modificar tu cuerpo. O, incluso, aunque seas joven y tengas recursos, durante lo que dura tu transición física pocas veces tendrás passing, ya sea porque llevas poco tiempo hormonándose o porque es un proceso muy largo y cuyos resultados “finales” pueden tardar años.

Así lo explica una tuitera trans: “Sabéis que cuando la gente sale del armario trans no suele tener passing porque es un proceso largo y lleva meses o años o a veces no se quiere o puede, ¿no? ¿Qué proponéis, que la gente trans sin passing se meta en una cueva a transicionar en silencio y salgan ya transformades? No se es más o menos trans por tener más o menos passing, éste es un factor que depende fuertemente de disponer de tiempo, recursos económicos, suerte y también que sea tu elección personal. No se lo podéis ir exigiendo a la gente. La próxima vez que vayáis a decirle a alguien especialmente una mujer trans que ‘no se está esforzando por ser trans/por ser mujer’ paraos a pensar. Tardan meses en darte las hormonas y estas ardan años en que hagan todo su efecto. Lo mismo con el láser facial y demás”. Es lo mínimo que se pide: un poco de empatía hacia uno de los colectivos más marginalizados en nuestra sociedad. Menos burlas y más comprensión. Y una última cosa: el passing no es el objetivo. El objetivo es sentirse bien.

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