Las jóvenes encerradas por el Patronato de Protección a la Mujer serán reconocidas como víctimas del franquismo

”Se encargó del disciplinamiento de los cuerpos y de las mentes de las mujeres que no se adecuaban al modelo único de buena mujer”

Hay muchas probabilidades de que tú, que lees esto, no hayas oído hablar nunca del Patronato de Protección a la Mujer, una institución gestionada por monjas que reprimió a miles de mujeres jóvenes desde su creación en 1941 y hasta su fin en plena democracia en 1985. En sus centros, repartidos por toda España, malvivían encerradas chicas que la sociedad consideraba socialmente inapropiadas. Y, aunque aquello fue muy heavy, muy duro, es normal que nunca hayas sabido de su existencia: es una de esas vergüenzas nacionales que permanecen semiescondidas. De ahí la propuesta de Sumar: propondrá hoy en el Congreso que se reforme la Ley de Memoria Democrática para reconocer su sufrimiento.

Como ha declarado la propia formación, el Patronato de Protección a la Mujer “se encargó del disciplinamiento de los cuerpos y de las mentes de las mujeres que no se adecuaban al modelo único de buena mujer impuesto por el franquismo”. Fue una verdadera máquina de control. De represión de las diferentes expresiones de feminidad. De “trato vejatorio, obligadas a trabajar sin remuneración y en condiciones deplorables”. Y si eso ya resulta horripilante, súmale el hecho de que muchas de esas mujeres, de entre 16 y 25 años, parieron en esos centros y fueron privadas de sus bebés, los cuales, según investigaciones recientes, afirma Sumar, habrían sido vendidos a familias adineradas.

Las barbaridades que se cometieron allí dentro fueron tan vastas que resulta increíble que la sociedad civil apenas sepa nada de aquello. Lo cual habla perfectamente del esfuerzo consciente que se ha hecho por mantenerlo en la sombra. En este sentido, se quejan desde Sumar, “su desaparición no conllevó ningún tipo de reparación a las víctimas ni rendición de cuentas por parte de las gestoras. Es de justicia que se establezcan los mecanismos de reparación para aquellas mujeres que sufrieron el yugo del franquismo a través también del Patronato de Protección a la Mujer”. 40 años más tarde, sí, pero mejor tarde que nunca. Todas aquellas mujeres merecen nuestro reconocimiento solidario.

Y mucho más en realidad. De hecho, la propuesta de Sumar va más allá de reconocer a estas jóvenes como víctimas del franquismo: también solicita una investigación por parte del Defensor del Pueblo para que identifique con precisión los abusos que sufrieron y que ello lleve a la asignación de responsabilidades. Porque algo así no puede quedar impune. Y, entre los derechos que Sumar quiere que se le reconozcan a estas mujeres, están tanto reparaciones económicas como recursos psicoterapéuticos. Y es que quienes padecieron aquella opresión no lo han olvidado. La sociedad les debe una disculpa y todas las compensaciones que sean necesarias. Recordar para que no ocurra nunca más.

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