Esta artista introduce una cámara en su vagina para retratar a sus amantes

Se llama Dani Lessnau y tiene como objetivo utilizar todo su cuerpo para capturar esos momentos íntimos que, a veces, solo viven en el recuerdo
Dani Lessnau Web

Yushi Li, una fotógrafa china residente en Londres desnudaba a sus citas para probar qué se siente desde el lugar de los que observan. El resultado es My Tinder Boys, donde se retrata en una posición de dominio con los hombres. Y Yushi Li, una fotógrafa china residente en Londres que coloca cámaras estenopeicas en el interior de su vagina para tomar retratos de sus amantes en momentos privados, una mirada cada vez más íntima que reflexiona sobre el lugar que tiene que ocupar la fotografía en tiempos de Instagram y de los likes.

Este trabajo se llama extimité. La artista ha creado una nueva forma de sacar fotos: lo que hace es utilizar todo su cuerpo para observar, para sentir y para capturar el momento de intimidad, que en ese instante puede ser extremadamente poderosoCada fotografía se realiza con una exposición que dura entre un minuto y dos minutos y medio, un tiempo extremadamente largo tanto para Lessnau como para sus sujetos todos los cuales dieron su consentimiento para quedarse quietos para crear la fotografía. Después de recuperarse de una enfermedad prolongada durante su adolescencia, Lessnau comenzó a usar la fotografía como una forma de curación y una forma de ponerse en contacto con su cuerpo

Su trabajo explora el cuerpo femenino como un recipiente para la creación, literalmente, al mismo tiempo que examina el espacio extraordinario que existe entre nosotrxs cuando estamos solxs, juntxs y desnudxs. "Cuando comencé este proyecto, me embarqué en un estudio de la fotografía y me sentí realmente atraída por la naturaleza erótica de las cosas donde lo espiritual y lo carnal se encuentran y se fusionan", explica Lessnau para Dazed

La artista buscaba explorar la respiración: cómo se relaciona con el cuerpo y también con el dolor y el placer: "La belleza de insertar una cámara en mi vagina era que estaba completamente sujeta a la respiración, necesitaba hacer un trabajo de concentración con la respiración y, gracias a ello, se convirtió en un elemento activo en el proceso. La única parte más pasiva era la de mantener una posición concreta y desarrollar una relación con el silencio y la quietud para permitir que surja el instante adecuado", comenta la artista. 

La cámara estenopeica tiene importancia dentro del proceso dado que es la cámara casera más fácil. No tiene lentes, lo que le permitió a Lessnau convertir su cuerpo en una cámara. "A lo largo del proceso aprendí dónde había puesto límites y dónde estaban mis zonas de confort. Eso me llevó a preguntarme '¿por qué estas son mis zonas de confort?, ¿por qué puse un límite? y ¿cuál es el origen de todo esto?'", explica la fotógrafa. A partir de ahí intentó que esos límites fueran más fluidos para poder salir de sus limitaciones y dejar que esa intuición vulnerable salga a la superficie. Gracias al proyecto extimité pudo encontrar su propia autonomía y un espacio de empoderamiento erótico.

"No solo aprendí aspectos del espacio o de mí misma, sino también en la relación que existe con los hombres. Hay imprevisibilidad en cada momento. Cada encuentro es diferente y solo puedes saber cómo será cuando estás ahí. Algunos se sentían incómodos o tímidos al principio. Otros lo eran menos. A medida que participábamos en el proceso, nos abrimos a la experiencia de una libertad única para cada uno de nosotros. La sensación de libertad era excitante en sí misma. Cada situación y dinámica era única, al igual que las experiencias y encuentros compartidos. Además, hubo ciertas vulnerabilidades que los hombres me mostraron que no esperabaCreo que somos diferentes y eso es hermoso. Se me permitió ver su vulnerabilidad y lo valoro. Se trata de entenderse y respetarse mutuamente", cuenta Dani Lessnau.

A veces es complicado hablar sobre esos instantes íntimos que son tan diferentes para cada persona. Lo que sí es cierto es que dentro de ese espacio compartido es posible que salgan a la luz nuestros miedos o nuestros deseos, es posible entablar una conversación donde, en algún momento, podemos sentirnos vulnerables. Es ahí donde está la magia de este proyecto que consigue crear un lenguaje más sutil que el que ofrecen las palabras.

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