El aguacate que comes podría no ser vegano

El aguacate que comes podría no ser vegano
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El veganismo estricto tiene enemigos por todas partes. Algunos notoriamente visibles como la carne o los productos derivados de la leche, obtenidos principalmente mediante mecanismos industriales cargados de sufrimiento animal, y otros mucho más inadvertidos. Porque incluso algunos alimentos vegetales pueden haber implicado durante su producción algún tipo de explotación animal. Es el caso, según insiste la BBC, de los maravillosos aguacates y las nutritivas almendras, pilares de la dieta vegana, pero también del melón, el kiwi, el brócoli, el pepino, las cerezas o la lechuga. ¿Pero cómo es esto posible?

La respuesta, tal y como señala la presentadora de un concurso de la BBC, reside en las abejas. Estos insectos no son utilizados únicamente para producir miel —producto que la comunidad vegana rechaza por mediar explotación animal— sino también para polinizar todo tipo de huertos vegetales, incluidos los de aguacates y almendros. Pero las afirmaciones de la cadena británica tienen truco: muchos huertos son polinizados de manera natural por abejas u otros insectos en libertad como parte de su ciclo vital y solo algunas regiones, como California, hacen uso de la dañina apicultura migratoria por escasez de abejas autóctonas.

En estos casos, enormes colmenas de abejas son transportadas de granja en granja en la parte trasera de los camiones como meras herramientas polinizadoras. No es natural, no es voluntario y es perjudicial para estos insectos, por lo que la práctica contradice los valores básicos del veganismo. En otras palabras: los aguacates o las bebidas de almendras producidas en California y otros rincones del mundo que aplican la apicultura migratoria no son ética ni medioambientalmente veganos, pero esto no quiere decir que todos los aguacates o almendras del planeta sean producidos en estas condiciones especistas.

La clave, una vez más, está en el consumo responsable. Conocer todos los mecanismos y procesos escondidos tras la elaboración de cada producto alimentario resulta utópico, así que caer en algunas trampas de manera inconsciente entra dentro de lo normal. No obstante, y una vez informaciones como esta salen a la luz, la filosofía vegana conlleva el compromiso de ir readaptando la dieta para seguir manteniendo los principios de no explotación. La mayoría de veganos que lean esto cumplirán ese trabajoso compromiso. Quizá el resto de nosotros deberíamos inspirarnos un poquito por este sacrificio que persigue, a fin de cuentas, un mundo mejor.

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