Hijas del olvido, el proyecto fotoperiodístico que honra a las víctimas sin localizar del franquismo

Roberto Palomo cuenta la historia de la exhumación de su bisabuelo 87 años después de su desaparición

Silvestre Indias Carvajal desapareció en el municipio de Feria, en la provincia de Badajoz, un mal día de agosto de 1936, apenas unas semanas después del inicio de la Guerra Civil española. Dejaba atrás una esposa, una hija de tres años y otra hija más en camino. Nadie más volvería a verle con vida. 87 años después, durante la exhumación de un pozo a 31 metros de profundidad en las afueras del pueblo, apareció un cachito de hueso que, tras el análisis de su ADN y de la saliva de aquella hija que nunca conoció a su padre, fue confirmado como parte de Silvestre. Ahora, Roberto Palomo, fotoperiodista y bisnieto de aquel hombre, cuenta su historia en su ensayo Hijas del olvido.

Una historia de dolor silencioso. La historia de una herida que nunca se cierra. Que marca muchas vidas. Que marca a toda una familia. La historia de un hombre al que “se lo arrebataron todo”. O casi todo: el trabajo de exhumación de memoria histórica ha permitido rescatar lo poco que quedaba de él. Su recuerdo. Su huella. “Yo lo único que puedo hacer es contarla. Aunque el proyecto se plasmará también en una exposición y un vídeo corto documental, creí que era muy importante contar esta historia en un fotolibro porque las nuevas generaciones ya han perdido la conexión con los protagonistas”. Con su abuela. Con su tía abuela. Con las que más sufrieron aquella pérdida.

Y no, a Palomo, cuyo trabajo ha aparecido en medios como El País o The Guardian, no le ha resultado sencillo el proceso. En sus propias palabras, “para armar las piezas de este puzle he tenido que indagar en archivos militares, plenos del ayuntamiento de los años veinte, registros civiles de varias poblaciones, preguntar por el pueblo, buscar imágenes históricas, tomar mis propias fotografías y conversar horas y horas con mis abuelas para entender y plasmar visualmente cómo este suceso marcó sus vidas”. Y no es extraño este esfuerzo. Solo quienes han sufrido algo así son conscientes de la necesidad de reconstrucción y homenaje que grita en el interior.

Porque esta no es una historia extraordinaria. Tristemente no lo es. Es la historia de muchísimas familias. Aquí en España y en muchos otros rincones del mundo. Como Argentina. Como Brasil. Como todos esos países en los que las dictaduras sembraron el terror. Por eso son tan importantes las leyes de memoria histórica. Por eso es tan importante avanzar para no blanquear aquellos regímenes autoritarios. Y por eso es tan importante el trabajo de gente como Roberto Palomo y su equipo. Un trabajo para cuya finalización ha lanzado una campaña de crowdfunding disponible hasta el próximo 5 de octubre. Porque esa historia es parte de la historia de todxs. De nuestro país.

Algo que las palabras de Silvestra Indias, abuela de Roberto e hija mayor de Silvestre, explicaban mejor que nadie: “Yo creo que era mejó sacarlos, ¿a qué eso está bien? ¿Y cómo pudieron hacé esas cosas? ¿Eso no lo harán ya nunca más no? Porque cuántos habrá pahí que no han aparecido nunca”. Miles. Desgraciadamente miles. Y que no vuelva a pasar depende en cierto sentido de mantener viva la memoria de lo que pasó una vez y no debió haber pasado. Silvestra pudo tener en sus manos los restos de su padre un par de años antes de morir. Su hermana menor, que nunca le conoció, murió poco antes de recibir los restos. La justicia le llegó demasiado tarde.

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