Charlize Theron sobre la boda de Jeff Bezos: “Un asco”

El dueño de Amazon ha llenado Venecia de millonarios que piensan muy poquito en la gente de allí

Hay muchas razones por las que Pedro Pascal nos parece un ser de luz, pero la más importante de todas es que es de esas celebrities que tienen el valor de utilizar su poder mediático para hacer el bien. Y sí, es cierto que alzar la voz desde una posición de privilegio es más sencillo que hacerlo desde la precariedad. Toda la razón. Pero también es cierto que esta gente vive de su imagen y de las productoras y de las marcas, y que lo que diga podría perjudicar su carrera. No es el único. Charlize Theron también está harta de la deriva política de Estados Unidos y del mundo y ha dejado muy claro qué piensa de la boda del megamillonario Jeff Bezos: “Un asco”.

Y literal que sí. La boda del dueño de Amazon y la reportera Lauren Sánchez ha tenido lugar en Venecia y ha durado unos cuatro días. Imagínatelo. Imagínate la ciudad hasta arriba de ricachones tipo Elon Musk, Kim Kardashian, Dicaprio o la hija de Donald Trump, con toda la parafernalia de producción y de seguridad del evento. Como explican desde eldiario.es, “las organizaciones vecinales y grupos activistas han acusado a Bezos de convertir la ciudad en un parque temático para millonarios”. Es el flow de esta gente: tengo la pasta y el mundo me pertenece, aguantaos unos días venecianxs que ya mismo nos vamos. Y a Charlize Theron le comen los demonios.

“Creo que somos los únicos que no hemos recibido una invitación para la boda de Bezos. Pero da igual porque ellos dan asco y nosotros somos guays”, decía hace unos días en la fiesta anual de su organización benéfica, la Charlize Theron Africa Outreach Project, que ya ha donado casi 15 millones de dólares a diferentes oenegés sudafricanas. El contraste está ahí: Bezos y los viva la vida gastándose cantidades grotescas y molestando a toda una ciudad frente a un acto de recaudación responsable. Y no solo eso. Lo de Charlize Theron no es solo náusea ante la plutocracia, sino también una aversión profunda a las políticas de Trump y similares.

Como ella misma ha declarado, “aquí en Los Ángeles, en Estados Unidos y en todo el mundo, estamos retrocediendo rápidamente. Las políticas de inmigración han destruido las vidas de las familias, que no delincuentes; los derechos de las mujeres son cada día menores; las vidas queer y trans se borran cada vez más; y la violencia de género va en aumento. Esto no es solo política. Es personal. Que se jodan”. Una lectura pesimista pero realista de la realidad, aunque no pierde la esperanza y anima a la gente sensata a levantarse, organizarse, protestar, votar, cuidarse y, sobre todo, a no aceptar estas locuras como una nueva normalidad.

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