La temporada final de BoJack Horseman es de lo mejor que puedes ver en Netflix

La serie que te demostró que siempre hay un piso más en el sótano de tu miseria llega al final con una entrega que no decepciona 

“Seis años después, aquí estamos”, dice BoJack Horseman anunciando la que será su última temporada. Hace solo un par de semanas que se estrenó, y la mayoría de sus fans ya la han devorado. Pero todavía quedan unos pocos capítulos por publicarse, la segunda parte de la temporada, con la conclusión final de su historia, que se estrenará el 31 de enero.

Las expectativas están altísimas, y no es para menos. Esta primera parte de su final demuestra que estamos ante una de las mejores series del catálogo de Netflix. La crítica está siendo unánime en aplaudirla, con declaraciones tan categóricas como la de la revista Time, que asegura que “la última temporada de BoJack Horseman demuestra por qué es la serie animada más importante desde Los Simpson”, y que si HBO tiene a Tony Soprano, “Netflix tiene a BoJack”.

La nueva temporada sigue su propia estela, con historias profundamente desoladoras que, aunque se almizclan con humor, no dejan de recordarte que siempre hay un piso más en el sótano de la miseria humana. La personalidad de sus personajes hace que te regodees en tu falta de autoestima, crisis existenciales, ímpetu autodestructor, relaciones muertas y sin curar, toxicidad familiar y tristeza por la pésima situación social y política del mundo.

Todos estos ejes son los que se tratan a través del círculo de amistades de BoJack Horseman, el caballo que era un famoso actor en los 90 pero que ha acabado perdiendo las ganas de vivir, la reputación y la felicidad entre excesos, egocentrismo, alcohol y decepciones. Esta sexta temporada continúa las tramas que quedaron abiertas con el final de la anterior, explorando la dura vida de Princess Carolyn tras la maternidad, los conflictos internos laborales de Diane, los cuernos de Mr. Peanutbutter y la rehabilitación de BoJack tras tocar fondo por enésima vez.

Gran parte del mérito de los productores ha sido lograr que una serie que empezó siendo un chiste sobre la vida de los famosos haya acabado siendo una profunda lectura de las enfermedades mentales y los traumas que asolan a una generación entera. Y todo, sin filtros. Un propósito que llega muy bien consolidado a esta última entrega, la cual aprovechan para profundizar y encaminarlo hacia una conclusión.

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Una de las tramas que mejor definen las inquietudes de la generación millennial es la de Diane. Una escritora que, a pesar de tener grandes sueños, acaba escribiendo la biografía de un actor arruinado BoJack sintiéndose un fracaso en su empleo. Cuando logra un trabajo como periodista, es en el típico medio millennial estadounidense frívolo y vacío en el que  no puede abordar los grandes temas sociales y políticos que la inquietan.

Aunque a medida que pasa la serie logra posicionar esos temas y escribir sobre ellos, esta última temporada Diane se enfrenta a otro conflicto: las multinacionales. En pleno reportaje de investigación, una gran empresa que parodia a Disney compra su medio y le boicotea los reportajes. Esta trama juega muy bien entre la depresión por la pésima situación del trabajador y los idealistas en el mundo capitalista y el sufrimiento personal de los inconformistas que lo dan todo por perdido. “No puedo seguir preguntándome si soy feliz, porque solo me hace más infeliz. No sé si creo en la verdadera felicidad”, decía Diane.

Ocho capítulos que se adentran en todos estos traumas y que, a través de las disfuncionales vidas de sus protagonistas, te demuestran que todos tus problemas son universales, y que no eres el único sufriendo. Una dura representación de todos los abismos de la miseria que nos impiden sonreír con sinceridad en pleno 2019. Ahora, quedamos a la espera de los últimos capítulos con una gran incógnita: ¿encontrarán encontraremos la paz en este mundo de mierda?