Grecia aprueba la jornada opcional de 13 horas diarias

En un país en el que los trabajadores de varios sectores están obligados a trabajar seis días a la semana si el empresario lo ordena

La cosa se está poniendo fea. En estos últimos años estamos viendo cómo muchísimos países del mundo, incluso varios de los que veníamos considerando democracias bastante sólidas, retroceden en derechos civiles con una normalidad de miedo. Que si Hungría prohíbe los desfiles queer. Que si Estados Unidos declara ilegal los movimientos antifascistas. Que si Países Bajos prohíbe el uso público del burka. Un renacer de la ultraderecha más odiosa que crece conforme realizan estas tropelías y no salimos a la calle a hacernos oír. ¿Lo último? Desde Grecia: su parlamento acaba de aprobar una ley que extiende la jornada laboral hasta un máximo de 13 horas diarias.

No es ninguna broma. El Gobierno conservador actualmente en el poder en el país heleno ha instaurado esta reforma de los derechos de lxs trabajadorxs como si nada. Como si no estuviese haciéndoles retroceder varios siglos. Como si no se estuviera cargando toda la lucha que los sindicatos y millones de personas llevaron a cabo durante décadas para que la gente tuviera una jornada laboral digna. Como si no fuera un paso adelante hacia la vuelta a la esclavitud. Otro. Porque desde julio de 2024, y como apuntan desde EFE, “los trabajadores de la industria, el comercio minorista y la agricultura están obligados a trabajar seis días a la semana si su empleador lo exige”.

De hecho, a estas alturas, y con esa sarta de medidas ultraneoliberales, destinadas a favorecer a unos cuantos caciques, la clase trabajadora griega ya es la que más trabaja en todo el continente: 1.886 horas anuales, pese a lo cual padecen el segundo peor poder adquisitivo de la Unión Europea. No están trabajando más para hacerse ricos. Ni para jubilarse en menos tiempo. No. Lo están haciendo para enriquecer aún más a lxs empresarixs a costa de su sacrificio y su calidad de vida. Y no debes engañarte: esto es lo que querrían hacer todos los gobiernos conservadores del mundo. Lo único que los frena es la presión popular. Tú eres la barrera contra la indignidad.

También los sindicatos y los gobiernos progresistas. En palabras de Yorgos Mulkiotis, diputado del socialdemócrata Pasok, “el Gobierno está promoviendo una sociedad y un mercado sin derecho laboral, en una supuesta normalidad donde el Estado de bienestar está en constante deconstrucción”. Por su parte, el Gobierno se defiende diciendo que la medida es necesaria porque faltan trabajadores en el país, que solo puede aplicarse 37 días al año por trabajador, que es opcional y no te pueden echar por negarte y que se pagan con una bonificación extra del 40%. Una retahíla de excusas para vender lo invendible. Hay que plantarse. Esto no puede normalizarse.

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