¿Descargas eléctricas para ‘reprogramar’ el cerebro de gente con TOC?

Las obsesiones y las compulsiones del Trastorno Obsesivo Compulsivo pueden convertirse en una pesadilla tanto para quienes sufren este trastorno mental como para quienes están a su alrededor
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El trastorno obsesivo compulsivo es un trastorno mental con una prevalencia de entre el 1% y el 3% en la población en general. Además, también existe el trastorno obsesivo compulsivo subclínico, que refiere a los casos en los que las obsesiones o compulsiones no poseen gravedad suficiente para cumplir con los criterios de diagnóstico. Aunque eso no quiere decir que no condicionen la vida de quienes lo padecen. Tanto en uno como en otro caso, las obsesiones y las compulsiones del Trastorno Obsesivo Compulsivo prevalencia de entre el 1% y el 3% pueden convertirse en una pesadilla tanto para quienes sufren este trastorno mental como para quienes están a su alrededor.

Como tantos otros trastornos mentales, el trastorno obsesivo compulsivo tiene tratamiento. En concreto, en los últimos años la terapia cognitivo-conductual es la que ha resultado ser más efectiva y, sin embargo, solo funciona en un 60% de los casos, según una investigación de la Universidad de Pensilvania. De ahí que los científicos sigan explorando nuevos territorios para encontrar soluciones alternativas o complementarias al tratamiento habitual. Uno de los más recientes, con resultados bastante esperanzadores, es la estimulación directa del centro de procesamiento de recompensas del cerebro.

Así lo ha descubierto una nueva investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Boston y publicada en la prestigiosa revista especializada Nature. En concreto, en base a los resultados, de los que se hace eco la publicación Inverse, "solo treinta minutos de estimulación durante cinco días podría tener efectos duraderos hasta tres meses después del tratamiento". Unos efectos que no son en absoluto poca cosa. Porque estas sesiones de estimulación del centro de recompensas del cerebro produjo un descanso de los comportamientos relacionados con el TOC del 30%. Un mundo para quienes lo padecen.

Especialmente para quienes poseen comportamientos de TOC más graves. ¿El motivo? "Los investigadores también notaron que los participantes con mejores efectos fueron los que tenían mayores niveles de OCI-R [el inventario de obsesiones y compulsiones] iniciales", lo que implica que quienes parten de TOCS de mayor gravedad "puede beneficiarse más de un tratamiento como este". Un tratamiento que consiste grosso modo en estimular con corriente alterna transcraneal las funciones cerebrales. En concreto, y como hemos apuntado antes, las regiones involucrados en el aprendizaje, donde la recompensa es esencial.

Así de golpe, el tratamiento puede parecernos frankestiniano. Después de todo, no dejan de ser electrodos y cables atados a nuestra cabeza dándonos descargas eléctricas. Pero los prejuicios no valen de nada cuando millones de personas viven un auténtico infierno. Además, dicen los autores del estudio, esa estimulación se podría utilizar también para tratar otras formas más comunes de compulsiones como comer en exceso o comprar en exceso. Dicho esto, una arma tan poderosa de reaprendizaje abre un verdadero debate ético. ¿Hasta qué punto será razonable reprogramar los cerebros de las personas? Debemos reflexionar.

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