5 minutos diarios de respiración cíclica pueden acabar con tu estrés

Resulta mucho más efectiva que la meditación o la respiración de caja

El estrés es el demonio del siglo XXI: las tecnologías informáticas han provocado que todo vaya vertiginosamente rápido tanto en el ámbito profesional como en el personal. Apenas hay descanso. Y el mundo espera que reacciones de inmediato y con ingenio a cada estímulo que te envía. Es agotador. Entras en un estado de alerta que no desaparece ni cuando consigues algo de silencio y paz. Ahí, en tu cama, antes de dormir, la cabeza continúa a mil revoluciones. Como solución, muchas personas te recomendarán la meditación consciente, la atención plena o la respiración de caja. Y, aunque son bastante útiles, palidecen ante la efectividad de la llamada técnica de respiración cíclica.

Es la conclusión de una investigación llevada a cabo por neurobiólogxs y psiquiatras de la Universidad de Stanford y publicada en la revista especializada Cells Reports Medicine. En ella, el equipo científico comparó los resultados de estas técnicas en términos de disminución del estrés y mejora del estado de ánimo gracias a 114 participantes, que fueron divididos en grupos, cada uno de los cuales debía realizar cinco minutos diarios de uno de esos ejercicios antiestrés durante un mes. Tal como cuentan desde Inverse, medio que se hace eco del estudio, “la respiración cíclica demostró ser más efectiva que la meditación consciente y otras técnicas de respiración”. ¿Pero en qué consiste?

Sientes que controlas tu propia respiración

Según lxs expertxs de este mismo medio, y basándose en las enseñanzas del neurocientífico Andrew Huberman, coautor de la investigación, la respiración cíclica implica primero “una inhalación seguida de otra breve inhalación por la nariz” y a continuación “una larga exhalación por la boca”. Y no, no es una práctica inventada de la nada. Al parecer, la comunidad científica tiene constancia de dos situaciones en las que cuales practicas la respiración cíclica de manera inconsciente: cuando te hallas en un entorno claustrofóbico y cuando te encuentras sumido en un sueño muy profundo”. Momentos en los que el dióxido de carbono acumulado en la sangre manda señales a tu cerebro para que respire.

La pregunta es: ¿a qué viene tanta efectividad? Por un lado, está el hecho de que, a diferencia de lo que ocurre durante la meditación, donde tan solo contemplas la respiración sin intervenir en ella, durante la respiración cíclica participas activamente. Esto, según David Spiegel, otro de los coautores del estudio, “brinda una sensación de control sobre la fisiología”, lo que reduce tanto el estrés como la ansiedad, estados en los que sientes que no estás al mando. Y por otro lado, el patrón concreto de respiración. En la respiración de caja, por ejemplo, inhalas y exhalas al mismo ritmo, mientras que en la respiración cíclica se produce un descompás. Uno que, por alguna razón misteriosa, te tranquiliza como nada.

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