Estas son las zapatillas que han unido a la comunidad urbana de baile

Con más de 40 años de historia, estas son las zapatillas que mejor representan a la comunidad dance. Un colectivo que alza la voz para reivindicar mejoras en su profesión
Foto cortesía de Nike

En 1982 nacían las zapatillas más icónicas del mundo del baile, las Nike Air Force 1. Una zapatilla que, en sus inicios, estuvo ligada al baloncesto, pero que pronto encontró otro nicho de mercado mucho más potente: la cultura urbana. En los barrios neyorquinos como Harlem, llevar unas Air Force era sinónimo de streetstyle. La cultura callejera había encontrado un símbolo que, todavía hoy, asociamos a largas tardes de baile en cualquier rincón de la ciudad.

De hecho, el tiempo ha convertido a estas zapatillas en la prenda favorita de muchos raperxs y otras figuras de la música Hip Hop o la moda, llegando incluso a ser customizadas por artistas de distintos ámbitos. Una zapatilla democrática y camaleónica que en su cuarenta aniversario sigue sin pasar de moda, y que es capaz de unir a la comunidad urbana año tras año.

Nike, uniendo a la comunidad urbana

Si por algo se caracteriza la comunidad dance es por su capacidad de unión para seguir impulsando la profesionalización del baile. Sin embargo, todavía queda un largo camino hasta su total reconocimiento social. Nike, consciente de esta necesidad, y bajo el lema “Join Forces”, ha querido ser el altavoz de la comunidad dance, apoyando y visibilizando a este colectivo para que lxs bailarinxs encuentren un espacio para reivindicar de manera conjunta su pasión por el baile; pero no solo eso, también su estilo, su arte y hasta la situación que atraviesan como dancers en nuestro país. Ser bailarín no es tan fácil como parece. Hay mucho más en juego.

La situación en el mundo del baile

Por ejemplo, es importante que además de acercar el baile a la gente, también se visibilicen algunas problemáticas como la estereotipación por cuestiones de género, la orientación sexual, los obstáculos a la profesionalización del baile o la falta de apoyo institucional.

Para saber qué opinaban de todo esto lxs bailarinxs, y como una manera de “unir fuerzas” entre cinco estilos diferentes, Nike reunió a seis jóvenes dancers de Barcelona en un evento celebrado en su tienda Nike Rise Paseo de Gracia. El objetivo era claro: dar voz a la comunidad dance, un grupo de personas apasionadas del baile, pero que también reivindican ciertos derechos.

Foto cortesía de Nike

No, no todos los estilos son iguales

“Bailar es una profesión como tal, y muchas veces no quieren hacerte ni contrato. Qué menos, vamos a cotizar poco, pero yo trabajo y merezco algo de jubilación”, explica Raúl Claverías, bailarín de Waacking, un estilo que no tiene nada que ver con otras ramas de baile como el Popping, el Hip Hop, el Dance hall o el Afro Urban.

“Mucha gente confunde el Waacking con el Voguing por los movimientos de manos y las poses. Pero no son lo mismo”, comenta Raúl. Sofía Mae, especializada en Hip-Hop comenta que “hay una tendencia a englobar todo lo que sea urbano bajo el paraguas del Hip-hop, y no tienen nada que ver. El hip-hop tiene sus gestos y pasos, el popping otros”, concluye.

Los estereotipos de género

Pero, ¿qué pasa cuando hablamos de estereotipos de género en el baile? ¿Todavía prevalece la idea de que hay estilos que son considerados masculinos y otros femeninos? Para Marina Molina, bailarina de Popping, “esta es una disciplina en la que en freestyle muchas veces sientes que todo está invadido por figuras masculinas”, y añade: “Yo porque soy una tía grande, pero al principio me costó mucho decir, “eh, aquí estoy yo”.

Por otro lado, aunque parezca que no, todavía sigue habiendo este freno por parte de los padres a que sus hijos aprendan y practiquen baile. Raúl, por ejemplo, nos comenta que el Waacking es un baile con muchos gestos en las manos y poses que sigue asociándose como algo femenino.

“Yo he tenido que hacer muchas veces oídos sordos a lo “que opina la gente”. Es baile, expresión corporal, no debería ir vinculado a ningún estereotipo y mucho menos referido a tu género ni orientación sexual”, explica Raúl.

Foto cortesía de Nike

Redes sociales

Otro punto importante que se trató en el evento, donde todo giraba alrededor del baile y los 40 años de las Air Force 1, fue las redes sociales. Todxs coinciden en que es un arma de doble filo.

“Las redes están muy bien porque en la mayoría de los casos sirven de plataforma o trampolín, pero es una herramienta compleja, que no todo el mundo sabe utilizar y que igual que te abre puertas te las cierra”, cuenta Víctor Vasquez, bailarín de Dance Hall.

Muchxs de ellos hablan incluso de cómo si no tienes 300 mil seguidores en Instagram, igual no te llaman para trabajar. Pero, ¿qué ocurre con TikTok? ¿Revolución o intrusismo? “Una cosa son tiktokers y otra bailarines. Muchas veces los tiktokers disuelven las barreras de estilos y hacen que se pierda la identidad de las distintas categorías de baile” comenta Marina. Mientras lxs bailarienes han estudiado en una academia para conocer mejor los diferentes estilos de baile que hay y para dominar la técnica pura de la rama que bailan, en el caso de los tiktokers no siempre hay ese trabajo previo.

Al hilo de todas estas reivindicaciones, el evento, que estuvo presentado por la bailarina Vicky Gómez, también contó con la colaboración del artista Mr. Dripping (Mark), quien sabe perfectamente qué significa eso de que las Air Force 1 sean una zapatilla camaleónica. Su arte es también pura versatilidad y buena muestra de ello es la técnica que utiliza, conocida como goteo. Allí mismo, en la tienda de Nike, customizó cinco zapatillas inspirándose en cinco estilos de baile Waacking, Popping, Afro Urban, Dance Hall y Hip Hop.

Pero no solo él, lxs asistentes también pudieron disfrutar de un workshop de customización de las AF1 a través de cuatro técnicas de aplicación de pintura: pincel, aerógrafo, salpicaduras con brocha y dripping y guiados por Mr. Dripping. Todo ello en un evento donde la música no paró de sonar, donde el baile era el centro de todos los movimientos. ¿El resultado? Una comunidad dance más fuerte y más unida, dispuesta a reivindicar su lugar dentro de la cultura urbana.

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