Las dos actitudes saboteadoras con las que más solemos machacarnos

Son propias del ser humano, pero llevadas al extremo se convierten en una condena
Las dos actitudes saboteadoras con las que más solemos

El perfeccionismo psicológico, la pretensión de depurar todos tus vicios tóxicos mentales para convertirte en una especie de buda del siglo XXI, es una trampa: tal perfección no existe y perseguirla solo obstaculizará tu bienestar. No obstante, eso no significa que no debas, desde una posición saludable y no obsesionada, intentar transformar algunos de esos vicios en comportamientos y actitudes que remen a tu favor y no en tu contra. Y hay muchos. Muchísimos. Pero, según cuenta el psicólogo estadounidense Mark Travers en Psychology Today, existen dos de esas actitudes saboteadoras especialmente perjudiciales: la búsqueda de más y la dependencia de validación.

1. La búsqueda de más

No existe nada más agotador que andar siempre persiguiendo lo que no tienes. Y sin embargo lo haces todos los días. La causa, explica el propio Travers, es el conocido en psicología como sesgo de escasez, “la tendencia a sobrevalorar las cosas a las que tenemos acceso limitado y a devaluar las cosas que son fácilmente accesibles y disponibles para nosotros”. Un mecanismo que era muy útil para los humanos prehistóricos, ya que les impulsaba a correr riesgos para conseguir aquello que no tenían, ya fuese agua, alimento o cobijo, pero que a ti te conduce a un inconformismo material e inmaterial perpetuo. En parte porque la sociedad capitalista de consumo se aprovecha de ello.

2. La dependencia de validación

Esta otra actitud también parecer ser connatural a la especie a la que perteneces: en tiempos previos a la civilización, lxs individuxs que se preocupaban porque los demás cubrieran sus necesidades eran más valorados socialmente, lo que les daba más probabilidades de permanencia en la tribu y en consecuencia de supervivencia. Está en ti. Eso de querer que los demás te validen está en ti. No obstante, que sea natural no significa que no puedas ponerle barreras. Como dice Travers, “terminamos haciendo un esfuerzo adicional para satisfacer a lxs demás mientras comprometemos nuestras propias necesidades y deseos”. Y eso sí que no. Tu prioridad siempre debes ser tú.

Deshazte de ellas

Para desterrar estas actitudes no basta con detectarlas o conocer su origen. Según este psicólogo, debes realizar pequeños ejercicios en tu día a día para sobreescribirlas. En el caso de la primera, escribe, “programa tiempo para placeres simples y pasa tiempo con personas que te hagan feliz”, de manera que no andes pensando en la próxima adquisición o en la próxima megaexperiencia. Disfruta de lo sencillo y disponible. En el caso de la segunda, “recalibra las expectativas que los demás tienen de ti, aprende a decir que no y gestiona tu necesidad de validación constante por parte de los demás”. Piensa siempre por qué haces lo que haces. Si es por caer bien, no lo hagas.

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