Cómo erradicar la envidia de tu pensamiento según la ciencia
La envidia es una emoción humana bastante más común de lo que nos gusta reconocer. Como la describe el investigador especializado Robert Leahy, del Instituto Estadounidense de Terapia Cognitiva de Nueva York, la experimentamos cuando sentimos que la ganancia de estatus de una persona implica una disminución del nuestro. Hasta tal punto que en muchas ocasiones llegamos a desear que a las otras personas no les vaya demasiado bien. ¿Estamos mal de la cabeza? Leahy, tras cuestionarse cómo es posible que deseemos el mal a alguien que tiene éxito, llega a la siguiente inevitable conclusión: "porque somos humanos".
Nadie es inmune. Y nadie lo es porque el estatus, el concepto alrededor del cual nace la envidia, es subjetivo. Pero no nos lamentemos todavía. Después de todo, como explica en una publicación para Psychology Today la profesora emérita de ciencias psicológicas de la Universidad de Massachusetts Amherst Susan Krauss "el estatus siempre es local, arbitrario y dependiente de las percepciones de los otros", por lo que una manera de superar la envidia hacia el estatus de alguien más es reconocer su naturaleza arbitraria. Solo estás centrándote en determinados aspectos que ensalzan ese estatus. Y lo mismo ocurre con el tuyo propio.
En muchas ocasiones basamos el estatus en aspectos muy valorados socialmente o familiarmente que quizá, después de una profunda reflexión, no sean tan importantes para nuestra felicidad. Ahí entra el segundo de los consejos de Susan para vencer la envidia: "deshacerse de la idea de que lograr ese estatus particular es esencial para tu bienestar". Sea como sea, y aún poniendo esas recomendaciones en práctica, la verdad es que nunca podremos superar la envidia al 100%. Lo que sí podemos hacer es aceptarla y empezar a tener una relación menos tóxica con ella. ¿Pero cómo descubrir si tienes este tipo de relación?
Susan Krauss recomienda hacerse seis preguntas fundamentales: si te quejas de las personas que envidias, si dices cosas feas sobre las personas que envidias, si evitas a aquellas que envidias, si renuncias a intentar que te vaya tan bien como a aquellas que envidias, si piensas con frecuencia acerca de lo envidioso que eres y si te menosprecias por ser tan envidioso. Si hay una o varias respuestas afirmativas, deberías variar hacia "enfoques más productivos" planteados por el Modelo de Terapia Esquemática Emocional, como explica la psicóloga especializada, para incluso "convertir la envidia en admiración", en palabras de Leahy.
Ese cambio de enfoque arranca con dos premisas: deja de quejarte y deja de menospreciar al resto dado que solo aleja a los demás de ti y perjudica tus relaciones. Y hablando de alejarse, no evites a las personas a las que envidias, dado que eso impedirá que aprendas de ellos y mejores. Tampoco te alejes de la ilusión por mejorar. Persevera aunque sientas que otros lo hacen mejor que tú: abandonar no reporta beneficios a largo plazo. Por último, aprovecha el discurso mental acerca de lo envidioso que te sientes para ver en qué puedes mejorar y en qué eres bueno ya. Tómate la envidia como una señal de que quieres crecer. Seguirá contigo siempre, pero no te creará insatisfacción.