Enamórate de ti, de la vida... y después de cualquiera

Enamórate de la vida y tu amor de pareja también será más rico

Solemos asociar el amor a la pareja, cuando en realidad, mucho antes incluso de que nos saliera vello por el cuerpo, cada uno de nosotros conocía de sobra lo que es el amor. Enloquecer por aprender a montar en bicicleta o apasionarse por un libro que no te deja ni dormir por las noches, morirse de ganas de ir a aquel concierto de rock o de ver a ese nuevo amigo que ha llegado este año al colegio y tiene una personalidad arrolladora... Entusiasmarse por ese profesor que cuando habla de Ciencias Naturales parece que se le salga el pecho... o por tu hermano mayor, a quien siempre has querido parecerte.

Porque el amor tiene muchas dimensiones, y se puede esparcir por cualquier ámbito de la vida, pero solo puede ocurrir si tiene unas buenas raíces, el amor propio. Sin autoestima, la vida se convierte en algo triste, negativo y frustrante. Tratamos de llenar los vacíos de nuestra insuficiencia con elogios ajenos que nunca nos parecen suficientes, y buscamos resultados en un cuerpo perfecto, un novio del que poder presumir, las mejores notas académicas o unos grandes logros profesionales. Pero al final, sin un amor propio fuerte y sano, nada que nos diga el profesor, el jefe, el amigo o la pareja nos podrá llenar ni hacer felices. En cambio, cuando autoestima y empezamos por verter esa pasión en nosotros mismos, disfrutando y valorando lo que somos, podemos ver todo lo amable que tiene el mundo, que tienen los demás y que tiene la vida.

Porque la vida te pide a gritos que la ames, y no que te cierres a la pequeñez de un amor de pareja mal entendido. Porque la vida está llena de cosas amables que se te presentan cada mañana, cada día, a cada instante, y que muchas veces no tenemos ojos para ver, porque "estamos distraídos haciendo otros planes"... El placer de la música, las sutilezas del sabor del vino o las maravillas interminables de paisajes que pueblan la Tierra... una buena paella, una conversación inolvidable en un café, un orgasmo irrepetible o una tarde de amigos riendo con complicidad. Esa persona nueva que aparece en tu vida y te descubre un nuevo mundo que ni Colón soñó, o ese lugar escondido en tu propio barrio que hasta ayer ni sabías que estaba...

"Amo tanto la vida que me enamoré de ti", dice Ismael Serrano, y es que el amor es así. Solemos creer que el corazón es como un pastel que se reparte, y cuando damos unos cuantos trozos a una persona, queda menos para los demás. Pero el amor se parece mucho más a un globo, que cada vez que amamos se hincha más, cabe más aire. Por eso, si quieres saber si realmente quieres a tu pareja, fíjate si desde que estás con él o ella te gustan más películas, tienes ganas de viajar a más lugares, te fascinas por más personas y te ilusionan más proyectos, o por el contrario, te has ido agotando como una tarta que era preciosa cuando la sacaron pero que ahora se ha roto en pedazos.

Por eso, enamórate de la vida, de sus rincones, sus gentes, su naturaleza y sus experiencias... Enamórate de ti mismo hasta el punto que siempre quepa para ti más ilusión, más amor y más disfrute. Enamórate de tu trabajo, tu ciudad, tus amigos y los nuevos que vayas haciendo. Enamórate de tu pareja hasta el extremo de dejarle espacio, de querer su libertad y de regalarle la tuya. Enamórate hasta el punto de seguir cada día siendo un río de amor, abierto a más experiencias, más personas y más historias que hagan que merezca la pena esta existencia.

Consejo milenial: enamórate de ti, de la vida...y después de cualquiera.

 

Crédito de la Imagen: Jared Tyler

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