El desconcertante síndrome que podría hacerte ver duendes a tu alrededor
Pese a lo antropocéntrico que pueda sonar, el cerebro humano es ciertamente especial. La complejidad de las estructuras que lo conforman y las conexiones neuronales que tienen lugar en el mismo nos permiten llegar, cognitivamente hablando, donde ningún otro animal ha podido llegar jamás. Pero esto tiene su lado oscuro: las disfuncionalidades en tu cerebro pueden dar lugar a fenómenos muy curiosos. En algunos casos terroríficos. ¿O cómo calificarías que una mañana te despertaras y comenzaras a ver seres humanos diminutos a tu alrededor trepando por las sillas y empujando las puertas de tu casa? Suena a pesadilla de las buenas.
Pero es muy real. Como explican desde Science Alert, el psiquiatra francés Raoul Leroy investigó el caso con detenimiento en las primeras décadas del siglo XX. Así descubrió que las manifestaciones de las alucinaciones con personas diminutas eran muy diversas, pero que, "en general, las visiones estaban vestidas con colores vivos, se movían mucho y en su mayoría eran afables". Algo así como la imagen que tenemos de duendes o gnomos. Simplemente estaban ahí, haciendo cosas en grupo con total respeto a las leyes de la física en unos escenarios, por lo demás, completamente lógicos en tamaño. Las mesas, las lámparas y los edificios seguían viéndose igual. No parece tener ningún sentido.
El problema es que dichos intrusos diminutos no siempre son amables. "En un estudio, Leroy informó sobre una mujer de 50 años con alcoholismo crónico que afirmó haber visto a dos hombres 'tan altos como un dedo', vestidos de azul y fumando en pipa, sentados en lo alto de un cable de telégrafo. Mientras observaba, la paciente afirmó haber escuchado una voz que amenazaba con matarla, momento en el que la visión desapareció y la paciente huyó". Y no, no es tan terrorífico como si te amenazara una persona de tamaño real, pero desde luego tampoco es muy tranquilizador. Imagínate estar rodeadx de miniasesinos en potencia.
En cualquier caso, y más allá de las manifestaciones concretas, lo importante en todo este asunto es comprender por qué tantas personas han sufrido estas alucinaciones a lo largo de las décadas. Porque han sido muchas y Leroy no consiguió sacar nada en claro. Jan Dirk Blom, investigador de trastornos psicóticos de la Universidad de Leiden, en Países Bajos, decidió continuar con el análisis. En concreto, estudió 226 casos únicos que han sido documentados a lo largo del tiempo. Experiencias muy diversas donde caben payasos, soldados, osos, caballos y muchas otras figuritas pequeñas. Todos brincando alrededor con normalidad.
Aunque no tiene una teoría inequívoca, en los resultados de su investigación, publicada en el Neuroscience & Biobehavioral Reviews, Blom "sugiere que una pérdida de información sensorial periférica podría significar que las partes del cerebro involucradas en el procesamiento de la información se desvían de la tarea, reunieron los pequeños estímulos que pueden encontrar para tejer una escena fantástica de multitudes y color". Estas pérdidas podrían estar vinculadas, a su vez, a síndromes neurológicos como el síndrome de Charles Bonnet. Queda mucho por descubrir, pero conviene estar al tanto. Por si salen de debajo de la cama...