Por qué tu cabeza no para de imaginar problemas donde no los hay

No es posible mantener una constancia de perspectiva positiva, el cerebro tiene la manía de encontrar problemas donde no los hay, ¿por qué ocurre esto? Te lo contamos
Aunque le des muchas vueltas, puede no ir a mejor

Tienes trabajo, tienes pareja, tienes un buen grupo de amigxs, una casa bonita y todo ese conjunto, si te paras a reflexionarlo, te hace feliz. Sin embargo, llega la tarde, llega la noche y ahí te encuentras, en tu cama dando vueltas y con una sensación de preocupación que no sabes de dónde viene. A primera vista no hay ningún problema y, por lo tanto, no tendrías que tener esa preocupación encima. Así que la pregunta es: ¿por qué nuestro cerebro siempre encuentra problemas aunque no los haya? La respuesta sobre por qué ocurre esto es revelada por la neurociencia.

“Nos hemos acostumbrado a que nos digan aquello de que preocuparse no es bueno. También no falta quien insiste en que la razón de la preocupación excesiva es resultado de la ansiedad latente. Sin embargo, hay un aspecto que nos revela la neurociencia. La mente humana necesita analizar muchas veces las cosas que nos rodean para anticipar riesgos y poder actuar”, explican desde La Mente es Maravillosa. La cuestión es que el cerebro está diseñado para pensar las 24 horas del día y, por lo tanto, esto puede convertirse en una fábrica de preocupaciones. Esto acaba siendo no solo una pérdida de tiempo sino también de energía. Conociendo que esto es lo que nos ocurre, podremos hacer algo para tener cierto control sobre ello.

“Si el cerebro siempre encuentra problemas es porque se ve en la obligación de anticiparse ante lo que pueda venir. Pero, ¿es normal tener siempre la mirada puesta en el futuro anticipando lo peor? Obviamente, no. Debemos dedicarle al ejercicio de la preocupación lo justo y necesario, ya que si entramos en el bucle de este tipo de pensamiento podemos dirigirnos directamente hacia el estrés y la ansiedad”, detallan desde la misma web. Lo primero que debes saber antes de conocer cómo frenar este exceso de preocupación es que por más que lo pienses una y otra vez, las cosas no saldrán mejor. No vale con darle vueltas para poder sentir control, es una ilusión falsa. Cuando nuestro cerebro recibe una alarma, la procesa e intenta buscar soluciones, lo que pasa es que la corteza prefrontal comienza a imaginar más cosas que podrían salir mal, como si fuera una cadena de fatalidades: ahí comienza el circuito de retroalimentación.

En el momento en el que nuestro cerebro enciende el motor de la preocupación “se da un fenómeno muy llamativo: la atención se sitúa en los detalles”. Esto hace que nuestro cerebro no pueda tener una perspectiva más amplia. Factores como el estrés hacen que nos fijemos excesivamente en los detalles, es por ello que debemos conocer esto para ampliar nuestra mirada, relajar la mente y ver las cosas en perspectiva. A partir de ahí podemos crear nuestro propio mapa y no aumentar nuestra preocupación por cosas que no han ocurrido y que quizás nunca ocurran.

Preferencias de privacidad