El Brainspotting o cómo llegar hasta tus traumas más profundos a través de tus ojos

Son curiosos, inquietos, investigadores. Nos sirven para analizar, para castigar, para observar, para amar. Aunque en ocasiones no queramos, dicen todo de nosotros. Actúan como un libro abierto; basta una mirada inquisitiva, una caída lastimosa, una
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Son curiosos, inquietos, investigadores. Nos sirven para analizar, para castigar, para observar, para amar. Aunque en ocasiones no queramos, dicen todo de nosotros. Actúan como un libro abierto; basta una mirada inquisitiva, una caída lastimosa, una focalización cortante para narrar, sin palabras, cuáles son nuestros sentimientos. Los ojos, esas dos grandes ventana al mundo, constituyen los faros más reveladores del alma humana. Y, como tales, son también guardianes de nuestros secretos más íntimos.

Aunque quizás ni siquiera sepamos que esos anhelos y deseos existen, del mismo modo que tampoco somos capaces de entender que alertan de nuestros problemas emocionales y traumas más ocultos. Ese es el fundamento del Brainspotting, una psicoterapia que se apoya en la posición ocular para identificar en qué punto de nuestro cerebro guardamos aquello que nos perturba para así poder resolver estas dolencias emocionales. Una técnica revolucionaria que cada vez se implementa con mayor frecuencia en gabinetes como los del psicoterapeuta Raúl Esquerdo, al que pedimos que nos explique los fundamentos de este tratamiento que apela al tan repetido axioma ‘los ojos son el espejo del alma’.

“El brainspotting es una técnica de neuroprocesamiento, un método de tratamiento focalizado que se fundamenta en que la posición ocular es relevante a la experiencia que un ser humano está viviendo en un momento determinado”, explica Esquerdo, acudiendo a la definición de David Grand, su creador. Funciona identificando, procesando y liberando la activación guardada en el cerebro y en el cuerpo, accediendo a través de diferentes posiciones oculares o brainspots –puntos cerebrales– a experiencias, traumas o aspectos almacenados en el cerebro pero a los que nosotros no podemos acceder, que no han quedado integrados por la persona.

Queriendo acudir directamente a la experiencia, contactamos con una paciente de Esquerdo para que nos explique en primera persona cómo ha vivido las sesiones de esta psicoterapia. Por estar en pleno tratamiento, la joven prefiere no desvelar su nombre, pero sí detalla cómo son las sesiones y qué es lo que está logrando con ellas: “En primer lugar, Raúl te pide que traigas el tema que te preocupa o impide realizar aquello que deseas hacer o ser quien desear ser, e invita a valorar aquello que te molesta en una escala de cero a diez. A partir de ahí, te pregunta dónde lo notas en el cuerpo y te pide que mires un puntero".

La paciente quiere resolver su dependencia emocional. Tras una infancia un tanto complicada, que quedó marcada por el divorcio de sus padres, la joven ha crecido asumiendo las reacciones y formas de afrontar las dificultades de su madre, que quedó muy ‘tocada’ tras la separación de su marido. Por eso, no era capaz de gestionar de forma correcta sus sentimientos, y mantiene una relación altamente tóxica con un novio con el que discute y se reconcilia de forma recurrente pero del que le resulta imposible desvincularse. Y, de esta manera, es como Raúl Esquerdo está ayudando a la paciente a resolver y sanar esa dificultad de ser dueña al 100% de sus decisiones.

Porque el Brainspotting llega a la raíz del problema, esa raíz a la que la paciente no tiene acceso por sí misma. El psicoterapeuta explica que “hay una zona del cerebro que registra todos los acontecimientos agradables y desagradables y otra que registra el marco temporal de dichas vivencias”. Durante el trauma, los niveles elevados de hormonas de estrés hacen que el registro temporal deje de funcionar correctamente, haciendo que no entienda que el problema ha terminado.

“Una forma de pedir ayuda, de reclamar atención, que se debió producir probablemente durante una fuerte discusión de mis padres”, describe. Pero constata también que, cuando llegas a ese punto, se produce una descarga liberadora que te hace finalmente entender lo que te sucede y por qué te sucede, abriéndote la puerta a poder solucionarlo y a vivir con plenitud.

Porque, ¿cómo vas a arreglar algo que ni siquiera sabes bien por qué existe? El Brainspotting acude a tus espejos del alma para ayudarte a realizar un ejercicio de autonocimiento profundo que te permita entender por qué eres como eres. Y, una vez detectadas las causas, se pueden estudiar las posibles soluciones. Los ojos son el medio para llegar, porque todo está ahí; el odio y el amor; la rabia y el cariño; el abandono y la compañía. Y lo bueno se atesora, pero lo limitante hay que transformarlo, mirándolo, abrazándolo y comprendiéndolo, en algo positivo, en empoderamiento, fortaleza, alegría y esperanza. 

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