Grecia juzga a los bomberos españoles que rescataban refugiados en Lesbos
Era enero del año 2016. A Enrique, Julio y Manolo les faltaban tan solo un par de días para regresar a Sevilla, su hogar. Estaban en la isla griega de Lesbos, trabajando como voluntarios de la ONG Proem-AID y rescatando a refugiados sirios que llegaban a las costas sin freno. Diez años de cárcel son los que podrían caerles a estos bomberos sevillanos en el juicio de este lunes. La Guardia Costera griega explicó en un comunicado oficial que la embarcación en la que fueron interceptados los españoles era privada y no contaba con una autorización para acudir al rescate de las pateras con refugiados sirios que llegaban desde las costas turcas.
Justamente por eso, los esposaron y los encerraron en una celda de apenas cinco metros cuadrados. Las autoridades griegas les acusan de traficar con personas y de darse a la fuga en el momento de la intercepción. Sin embargo, el abogado de los acusados defiende que no hay nada de razón en la versión de los guardacostas ya que Proem-AID pidió los permisos necesarios para operar en las aguas de Lesbos y que su única intención en la isla fue realizar labores de rescate humanitario. "Los focos están puestos hoy sobre nosotros pero el verdadero problema es que sigue ahogándose gente en el mar", ha querido recordar Manuel Blanco, uno de los acusados.
Precisamente por eso, por la injusticia que supone que personas que intentan ayudar puedan ser condenadas, el apoyo que estos tres bomberos están recibiendo es enorme: millones de perfiles en todas las redes sociales no han parado de posicionarse a favor de su trabajo y de su labor humanitaria, algo muy necesario en un contexto de emergencia donde los recursos de los refugiados escasean o, más bien, no existen. Cuando les preguntan si lo volverían a hacer, no dudan: “Sí. Nacimos para hacer esto y es lo que nos mueve”.
Y es que ellos tuvieron el valor, dejando todo atrás, de levantarse del sofá donde la televisión les relataba el terror que vivían aquellos que escapaban de la guerra y entregar su vida —y quizás hasta su libertad—para salvar vidas humanas.