Uno de cada tres jóvenes reconoce sufrir psicológicamente a causa de la precariedad

Su temor al futuro es tan alto que muchxs deciden dejar de ver a sus seres queridos para poder ahorrar

Hubo un tiempo en el que Europa era de las personas jóvenes. O al menos el futuro del continente les pertenecía. Hoy, debido tanto a una tasa de natalidad bajísima como a una esperanza de vida alta, la pirámide demográfica se ha invertido: ya hay más gente de entre 35 y 65 años que gente menor de 25. Y todo indica que esta tendencia seguirá intensificándose. Sí, la fuerza joven disminuye, lo que hace que quienes gobiernan presten menos atención a las políticas orientadas a cuidarla. Al fin y al cabo, quieren votos para seguir ahí y hoy por hoy son lxs séniors quienes más pueden darles. El resultado es una precariedad económica que deriva en una preocupante precariedad psicológica.

Así lo ha plasmado el último Índice de Juventud NatWest de Prince’s Trust, un estudio anual que intenta identificar el estado emocional y de satisfacción de la gente joven en el Reino Unido. No obstante, y debido a la similitud de los procesos sociales y demográficos, los resultados son perfectamente extensibles al resto de países del continente. Unos resultados muy lamentables: uno de cada tres jóvenes reconocer sufrir psicológicamente a causa de la precariedad, su felicidad ha experimentado el mayor descenso de los últimos 15 años y su satisfacción con la educación, el trabajo y el dinero se encuentra en mínimos históricos. No es un buen momento para tener entre 15 y 30 años.

Pero lo peor de estos descubrimientos es que parecen sugerir una especie de ciclo negativo muy complejo: la precariedad que enfrentan estxs jóvenes empeora su salud mental que, a su vez, dificulta su rendimiento académico y profesional, entorpeciendo así su futuro y, de nuevo, su plenitud emocional. Como recoge esta edición de 2024, “uno de cada cinco jóvenes ha faltado a la escuela o al trabajo en el último año debido a un problema de salud mental” y hasta un 18% no ha podido solicitar un empleo o asistir a una entrevista a causa del mismo. Hay una relación muy evidente entre prosperidad laboral y financiera y bienestar mental. Los datos que lo prueban son interminables.

Porque el 49% de lxs jóvenes afirma que el coste de la vida ha tenido un impacto más grave en su vida que la pandemia y el 53% teme que ese mismo coste implique que nunca estarán económicamente seguros. Con pensamientos así, lógicos por otro lado viendo el panorama, ¿cómo no van a proliferar los estados de ansiedad? El futuro se les antoja peligroso. Además, una cuarta parte de lxs jóvenes tiene que pedir dinero a familiares y amigos, lo que evidentemente afecta a su autoestima y a su estado anímico. Ah, y hasta un 32% deja de ver a sus seres queridos para ahorrar dinero. Hola soledad. La situación es la que es. Y como sociedad no podemos seguir mirando hacia otro lado.

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