Ser 'au pair' esconde muchas caras ocultas: entérate de todo antes de largarte
Si te ronda la cabeza la idea de irte al extranjero a hacer de au pair pero aún no tienes claro de qué va el trabajo, qué condiciones tendrás o por dónde empezar a buscarlo, no puedes dejar pasar esta guía repleta de consejos, detalles y experiencias de otras au pairs que ya han pasado por ello. En Código Nuevo no vamos a dejar que la experiencia te pille ‘en bragas’.
¿Qué es exactamente un o una au pair y qué hace?
Llamamos au pair a alguien que trabaja para una familia encargándose de algunas tareas domésticas; normalmente cuidar de los niños, cocinarles, llevarlos al colegio, entre otras cosas, aunque el término tareas domésticas es impreciso y, en ocasiones, se puede acabar limpiando o haciendo la colada. A cambio, recibes comida, alojamiento y una paga semanal que suele rondar los 80 euros para tus gastos personales.
Normalmente, las familias son extranjeras ya que los au pair aprovechan la experiencia para ir a otro país y aprender nuevos idiomas, por lo que el trabajador ha de adaptarse a las costumbres y leyes de cada país. Eso incluye que tengas en cuenta cosas como que, por ejemplo, en sitios como Reino Unido se puede hacer de au pair desde los 17 años hasta los 30, pero que en otros países como Bélgica se restringe la edad entre los 18 y 25 años. También hay algunos países que obligan a los au pairs a regular su entrada y trabajo en el país a través de agencias, como es el caso de Estados Unidos.
Otros países, como Holanda, llegan a pedir un certificado médico confirmando tu bienestar físico. De hecho, cada país es un mundo, así que lo mejor es centrarte en el que más te guste e informarte de todo lo que necesitas. Hay muchas webs de agencias, como aupairinternacional, aupairinternacional o aupairinternacional que gestionan las estancias de au pairs en el extranjero en las que puedes encontrar información, pero ojo, más adelante veremos que no siempre es mejor embarcarse a ser au pair de la mano de una agencia; de momento usa solo su base de datos para investigar.
Los últimos años el concepto au pair se ha rodeado de polémicas desde que la crisis económica disparó la cifra jóvenes que se marchaban al extranjero a trabajar de ello. Algunos lo han hecho sin contrato, sin nadie que regule o vele por sus derechos y al amparo de las familias que los acogen. Se podría decir que el trabajo de au pair se ha convertido en muchos casos en un simple intercambio de favores; yo limpio y cuido de los niños a cambio de un techo, comida y algo de dinero.
No siempre existe un contrato de por medio, por lo que se dan casos en los que el trabajo únicamente queda regulado por el acuerdo europeo que se firmó en Estrasburgo en 1969 que matiza las condiciones ‘laborales’ de los au pairs: no deben trabajar más de cinco horas al día, se encargarán de “colaborar” en las tareas domésticas, la estancia no debe durar más de un año y no recibirán un sueldo, pero sí una paga. Sin embargo, no todos los países cuentan con un órgano competente nacional que desarrolle este acuerdo bajo una normativa legal. Nosotros os recomendamos leer el el acuerdo europeo que se firmó en Estrasburgo en 1969 para tener presente lo que podéis esperar y saber identificar cuándo alguna agencia o familia está ofreciéndote unas condiciones irregulares.
La ambigüedad que rodea este ‘trabajo’ ha hecho que las experiencias que viven muchos au pairs sean distintas dependiendo de la familia para la que han trabajado. Algunos han pasado los mejores meses de sus vidas; han aprendido idiomas, les han cuidado e, incluso, han conseguido trabajos mejores gracias a los contactos que han hecho con la familia. Sin embargo, otros muchos cuentan que se vieron desprotegidos, que las familias abusaron de su ‘poder’, que les pedían hacer mucho más de lo que les correspondía y que las agencias les estafaron.
Cómo ser au pair sin que la experiencia ‘te salga rana’
Hacer de au pair se puso tan de moda que el mercado no tardó ni un segundo en sacar tajada. Miles de agencias se lanzaron a ofrecer paquetes a ‘módicos’ precios en los que se incluía el contacto con la familia, un asesor en el país de acogida para ayudarte durante tu estancia, unas condiciones de trabajo establecidas, etc. Pero no es oro todo lo que reluce, sino que se lo digan a Irina Montón y su experiencia con la agencia Aupairgirona.
“Lo hice todo a través de una agencia que me puso en contacto con la familia y me contó las condiciones; pero no llegué nunca a firmar ningún contrato. Tuve que pagar 500 euros, y entre otras cosas lo hice porque me daban la confianza de tener allí a alguien con quien podías hablar y que se suponía que haría de mediador entre la familia y yo. Pero una vez allí, en el momento de la verdad, a la familia no le habían informado de las mismas condiciones que a mí y, cuando pedí ayuda, no me la dieron. Ni siquiera llegué a ver a la supuesta mediadora en persona”, explica Irina quien trabajó como au pair en Londres durante 6 meses, tiempo que quedó establecido en el ‘acuerdo’ de condiciones que le ofrecieron.
Por desgracia, su mala experiencia con una agencia no es la única y, es por eso, que hay que ir con cuidado a la hora de elegir cómo embarcarse en la aventura de hacer de au pair. Marta Corderó también trabajó como au pair hace unos años en Londres, y al contrario que Irina lo hizo todo por su cuenta: “encontré la oferta en la web de mi universidad y todo fue fantástico. Sé de otros casos, como el de mi pareja, que encontró su familia a través de la web AuPairWorld, que por las experiencias que me han contado se puede ver que las agencias son una máquina de sacar dinero que no te solucionan absolutamente nada y una vez estás en el país no quieren ayudarte. Yo siempre recomiendo crearse uno mismo el perfil de familia que está buscando y hacerlo por ti mismo, sin implicar a terceros”.
Marta sí llegó a firmar un contrato con la familia para la que iba a trabajar, algo que, según ella, es “básico” y no debe seguirse adelante sin él. “Es imprescindible hacer un contrato para dejar claras las tareas del trabajador y evitar así que se haga un abuso más adelante. Por ejemplo, todos hemos escuchado casos en los que se hace trabajar al au pair más horas de las establecidas en un principio o tener que limpiar la casa de la familia por ‘obligación’. Con un contrato se pueden evitar situaciones de este tipo y tener un respaldo legal”, nos aconseja Marta, que antes de firmar nada hizo todo lo posible y necesario para conocer a la familia, hablar con ellos y asegurarse de que había “buen feeling”.
Encontrar ofertas de trabajo de au pair no es muy difícil, basta con dirigirse a un buscador de trabajo del país al que quieras ir y escribir las palabras “au pair”; muchas familias prefieren contactar ellas mismas con los candidatos y establecer sus propias reglas del juego, sin agencias de por medio, algo que puede ser beneficioso para ti, ya que podrás negociar dichas condiciones y ahorrarte desembolsos de dinero que puede que luego no te sirvan de nada. Si no sabes cómo hacer un contrato, puedes usar los modelos que facilita la web aupairworld.
Pero, si prefieres la comodidad de que alguien lo busque por ti y te acompañe y asesore durante el proceso, o el país al que quieres ir no permite gestionar la estancia como au pair sin una agencia de por medio, es preferible no precipitarse y buscar opiniones y experiencias de la agencia en la que estés interesado para asegurarte de que no habrá problemas. Una buena forma de hacerlo es pedir a la propia agencia que te ponga en contacto con otros au pairs para poder conocer más de cerca la experiencia y saber qué opinan ellos. Si te ponen quejas o dificultades en algo como eso, empieza a sospechar.
La vida de au pair: cómo es el día a día
Cada familia es diferente y tiene diferentes necesidades, así que es relativamente fácil que cosas como el número de hijos, o los horarios de trabajo de los padres influyan directamente en la jornada de trabajo del au pair. A Irina, por ejemplo, le tocaba trabajar los sábados por la mañana para amoldarse al horario laboral del padre de la familia, a pesar de que prácticamente ninguna otra au pair que conocía debía hacerlo.
Por su parte, Sara Diaz Candelas es otra de las aventureras que fueron a Londres, pero su historia es más alentadora. Ella consiguió trabajo gracias a pasar un par de meses como au pair para una familia: “la idea principal era estar dos meses como au pair en junio y julio y volver en octubre para buscar trabajo de otra cosa. Pero al volver recibí una llamada de la madre de la familia para la que trabajé preguntándome si estaría interesada en un trabajo en su empresa”. Antes de que la gran oportunidad llegase, la vida de Sara como au pair consistía en cuidar del niño pequeño de la familia de 8 años de edad.
Se despertaba a las 7:30h para prepararlo, hacerle el desayuno y llevarlo al colegio en uno de los coches familiares. Luego tenía tiempo libre hasta las 16:30h cuando tenía que volver a buscarlo, ayudarle con los deberes y hacer la cena para él y su hermano de 12 años. En su caso, podía disfrutar de tiempo libre todo el fin de semana desde las siete de la tarde del viernes hasta el lunes por la mañana. En esta clase de situaciones, en las que vives lejos de casa, tener el fin de semana libre puede significar la diferencia entre escaparse a visitar a la familia de vez en cuando o no verlos en meses.
Lo que debes y lo que no debes permitir como au pair
En base a las experiencias de otros au pairs podemos dar por aprendida la lección de la importancia de firmar un contrato previo o asegurarnos de que podemos confiar en la agencia que contratamos. Pero a parte de eso, una vez allí, es fácil que te encuentres con situaciones en las que debas plantarte y hacer valer tus derechos, o incluso situaciones incómodas con la familia que deberás gestionar.
Irina nos cuenta que la familia para la que trabajó tenía sus particularidades “A la madre no le gustaba el olor de ciertos alimentos al cocinarlos, así que la mayoría de veces comía cosas crudas para ahorrar el drama. También recuerdo un día que llegaron borrachos a medianoche y me vinieron a buscar para pedirme cigarros, o un día en el que me tuve que quedar a cargo de sus hijos y otro niño que no era de la familia", recuerda con indignación.
Pero, ¿hasta dónde es normal y dónde hay que decir basta? Esa es la pregunta que se hacen miles de au pairs cuando se enfrentan a situaciones como estas. Lidiar con las manías de la familia, como sus gustos culinarios, es aceptable, pero hacerse cargo de otros niños, a parte de los que son de la familia, es pasar la barrera de lo que se te puede exigir. También Marta recuerda algunas situaciones en las que debió ser clara y defender sus derechos: “En una ocasión tuve que quedarme el fin de semana con las niñas por una urgencia familiar. La familia no me pagó ese fin de semana, supongo que lo considerarían algo excepcional, así que yo no pasé por el aro y les reclamé mi dinero".
En conclusión, el mundo au pair puede llegar a ser muy gratificante o muy difícil, pero deberías tener siempre presente que la solución está en tus manos. No te conformes a plegarte bajo unas condiciones pobres; es una experiencia que hay que aprovechar, pero si sale mal, no te culpes, ponte firme y decide cuándo es mejor decir bye, au revoir, ciao o auf wiedersehen.