10 pueblos llenos de magia para perderte este invierno por España
El invierno ya está aquí, asúmelo, y no es solo el eslogan de unos grandes almacenes para animarte a comprar abrigos y botas altas. El termostato ha hablado y nos quedan tres meses con los pies fríos. Pero no te deprimas todavía, por ahí hay un montón de paisajes y lugares con buenas vistas a los que acudir. Porque escaparse en verano mola mucho, pero en invierno puede descubrirte rincones igual de intensos y preciosos. Te sugerimos un recorrido por distintos pueblecitos de España perfectos para pasear, tomar cafés calentitos e invernar a tus anchas.
Ésta pedanía de Pedrafita do Cebreiro, situada a más de 1300 metros de altitud, es la puerta de entrada a Galicia de los peregrinos del Camino de Santiago Francés. En verano, la afluencia de viajeros es muy grande y, aunque el paraje no pierde ni pizca de encanto con el bullicio, es en invierno cuando se puede disfrutar de la quietud y la niebla que se apodera de esta cima gallega.
Aunque a priori creas que estás en medio de la nada, en este lugar tan pintoresco puedes dormir en una auténtica palloza, descubrir todas sus leyendas medievales o tomar un buen plato de caldo gallego con grelos. ¿Te parece poco? Uno de los pueblos más interesantes en los que parar antes de llegar a Santiago. Abrígate, y ¡buen camino!
2. Santillana del Mar
Dicen que en Cantabría encontramos la villa más mentirosa de toda España, porque no es santa, ni llana, ni tiene mar. Quizá uno de los pueblos más visitados de toda la comunidad cántabra y no sin razón: desde 1989 es considerado conjunto histórico-artístico y desde 2013 pertenece a la red Los pueblos más bonitos de España, de la asociación del mismo nombre. Aquí podrás visitar la Cueva de Altamira o su Colegiata del siglo XII, pasear por sus calles empedradas y comer queso Picón y cecina de Ciervo. La opción de quedarse en el Parador Nacional Gil Blas y disfrutar de sus preciosas vistas tampoco se descarta.
3. Ochagavía
En el Valle de Salazar, junto a la frontera francesa, encontrarás este municipio navarro en el que disfrutar de una de las reservas de abetos y hayas más grandes de Europa, conocida como Selva de Irati. Pero si lo tuyo no son las caminatas montañeras, tranquilo, no todo es naturaleza en este pequeño pueblo; Deléitate paseando entre sus típicas casas de piedra o visitando alguno de sus muchos palacios medievales. La noche del 24 de diciembre celebran la llegada del Olentzero, el Papá Noel vasco, así que es una buena época para visitar la zona y probar suerte. Igual cae algo.
4. Ezcaray
El buen comer y el buen beber que nos brinda la zona, han convertido a este pueblo riojano en un paraíso para los foodies de toda España. Su cercanía con la estación de esquí de Valdezcaray hace que haya un flujo constante de turistas durante todo el invierno y su casco histórico invita perderse por sus calles encantadas. Si hace mucho frío, siempre puedes ponerte a cubierto, comer unos pintxos, beber Txakoli y entrar en calor jugando unas partiditas al Mus. Planazo.
5. Besalú
Éste bonito pueblo de la comarca de la Garrocha, en Girona, es uno de los ejemplos de conjunto medieval mejor conservados de todo el país. Se puede visitar su castillo, que dio origen al pueblo, así como su puente de piedra, el monasterio, el antiguo hospital de peregrinos y unos baños judíos su barrio judío está incluido en la Red de Juderías de España. Desde la oficina de turismo local podrán guiarte y aconsejarte para aprovechar bien la visita y que no te pierdas nada de este precioso pueblo amurallado.
6. Albarracín
Definitivamente, Teruel existe y este pueblo de la provincia es Monumento Nacional desde hace más de 50 años. Andando entre sus murallas, visitando su catedral, su castillo y las típicas casas de la zona de construcción popular, tú también apoyarás un inminente nombramiento como Patrimonio de la Humanidad. El jamón de Teruel y el ternasco te terminarán de convencer.
7. Miranda del Castañar
Si en alguna comunidad autónoma abundan los pueblos pequeñitos y con encanto, esa es Castilla y León. Y, más concretamente, en la provincia de Salamanca, en mitad de la Sierra de Francia, encontramos este municipio encaramado a una loma y coronado por un espectacular castillo que se mantiene en muy buen estado. Sus calles empedradas y estrechas, sus casas típicas todas vestidas de piedra, así como la quietud y la paz que se respira en toda la zona hacen del pueblo y su entorno un lugar perfecto para perderse unos días. O encontrarse, quién sabe. En cualquier caso, ideal para los que necesitan desconexión mental.
8. Chinchón
Pero no todo va a ser perder el contacto con la civilización. A poco más de 40 kilómetros de Madrid, se encuentra éste pintoresco pueblo que posee una de las plazas mayores más bonitas del país. Además, no hay nada como quitarse el frío bebiendo el conocido Anís de Chinchón. Que no se diga que tu abuela tiene más aguante que tú. Pero si echas de menos los árboles, la vega del Tajuña es un lugar precioso para andar y descansar del ruido sin tener que irse muy lejos. ¿Necesitas más motivos?
9. Trujillo
Ahora bajemos hasta Extremadura para adentrarnos en un pueblo de grandes descubridores, y es que, desde Pizarro a Orellana, por éstas calles han paseado grandes aventureros. Seis monumentos trujillanos cuentan ya con el título de Bien de Interés Cultural y se prevé que la lista vaya creciendo. Y como no sólo de ver monumentos vive el hombre, échale mano a sus quesos con Denominación de Origen Protegida acompañados de algún vino de las ricas tierras extremeñas.
10. Montefrío
Que National Geographic nombrara a este pueblo granadino como uno de los 10 con mejores vistas de todo el mundo ya debería convencerte. Y es que este municipio, asentado entre dos espectaculares barrancos, es una de las 7 maravillas de Granada. Pero Montefrío no es cosas de dos días, cuenta con una extensa historia que va desde el Neolítico numerosas cuevas con restos pasados aún pueden visitarse, pasando por su época Andalusí y su gran esplendor con los Abencerrajes, hasta la conquista cristiana y su historia mas reciente. Hay mucho por hacer, pero no te olvides de visitar su iglesia de planta circular. Para comer: roscos de Montefrío con chocolate caliente. Y ya puede nevar fuera.