“Lover boy”: así captaba Andrew Tate a sus víctimas para explotarlas sexualmente

El método “lover boy” es conocido por ganarse la confianza de la víctima para acabar prostituyéndola
“Lover boy”: así captaba Andrew Tate a sus víctimas para explotarlas sexualmente

Intentar vacilar a una chica de 20 años en Internet no es buena idea. Te puedes llevar uno de los zascas más grandes de la historia digital y acabar en prisión. La activista ecologista Greta Thunberg nos regaló uno de los mejores momentos del 2023 nada más empezar el año, devolviéndole la vacilada al influencer británico-americano Andrew Tate. Cuando el boxeador intento contraatacar con una nueva puya, acabó destapando que estaba en Rumanía y fue detenido por la policía del país por tráfico de personas.

El excampeón y su hermano Tristán se dedicaban a reclutar mujeres jóvenes bajo la promesa de iniciar una relación amorosa con ellas. Utilizaban lo que se conoce como el método lover boy: un individuo se dedica a enamorarlas hasta tal punto de crearles una dependencia emocional para después captarlas. Así, una vez consiguen que la chica con la que habían contactado ganara confianza, la trasladaban a una lujosa vivienda a las afueras de Bucarest donde había más víctimas. Allí las forzaban a producir vídeos de contenido pornográfico, que se publicaban después en páginas web especializadas para adultos a cambio de dinero.

Los “lover boy” normalmente son hombres más mayores que su víctima. Se acercan a la chica de manera progresiva, fingiendo un enamoramiento normal y corriente. A veces se aprovechan de las debilidades emocionales de su víctima y le dan el calor que puede que no tenga en casa y su entorno. Al principio son muy atentos y siempre están pendientes, en pocos días ya dicen amar a la víctima. Entonces es cuando se intenta que la chica acabe dependiendo emocionalmente de él. Para ello, la alejan de su entorno, provocando que rompa la relación con sus amigas y familia.

La manera de actuar de los “lover boy” puede ser muy diferente. Hay casos en que, una vez se ha ganado la confianza de la víctima, esta es atraída a algún lugar donde es forzada a prostituirse o grabar contenido pornográfico (que es el caso de Andrew Tate). En otros, la manipulación psicológica continúa y, paulatinamente, va obligando a la chica a hacer cosas que no quiere, como por ejemplo a drogarse o a pasar droga. Se trata de una espiral que va en descenso hasta que la chica acaba accediendo a prostituirse para que su supuesta “pareja” gane dinero y se convierta en su proxeneta.

Una de las víctimas de Andrew Tate, que fue a Rumanía desde el extranjero, expuso ante la Fiscalía del país como este ya la incitó a tener una relación en concubinato. Es decir, ser una mujer más de las que ya tenía Tate. Al principio, relató la víctima, Tate le asegura que vivirían juntos, pero, más tarde, cuando llegó a la casa en cuestión, no se encontró a su supuesto novio y le dijo que debía vivir con la mujer que le había comprado el billete de avión. La mujer que le había comprado el billete, le dijo que tendría que vivir con otras chicas que trabajan para Tate y su hermano, compartiendo las ganancias con los hermanos. Esto le pareció raro a la chica, pero ya estaba en Rumanía.

En el caso de Andrew Tate, la policía rumana no solo detuvo a su hermano, sino también a dos mujeres jóvenes que lo ayudaban con la trama de trata de blancas: una ex-policía y a la novia de Andrew Tate. Tate y su hermano, en caso de que sean declarados culpables después del juicio, se enfrentarían a más de 15 años de prisión.

El caso de Tate no es el único registrado. En Holanda, donde la prostitución no forzada es legal, también se han registrado casos de “lover boys” con menores de 18 años. En estas situaciones las víctimas no eran recluidas contra la fuerza, ya que según un testimonio que recoge El Confidencial la chica vivía con sus padres y su pareja la prostituía durante el día para que no sospechara.

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