Las tres principales falacias con las que intentan manipularte

Lxs políticxs son expertos en utilizarlas en el momento adecuado para liarte y salirse con la suya
Estas son las falacias con las que intentan manipularte los políticos

Las falacias son razonamientos erróneos que tienen apariencia de verdad. Muchas personas, fruto de la falta de entrenamiento dialéctico o de haberse metido en un jardín discursivo caen en ellas involuntariamente o al menos sin un conocimiento total de estar utilizándolas. Pero en el mundo de la política es diferente. En ese entorno existen personas que son muy conscientes de estas estrategias y las explotan para salir del paso en situaciones difíciles, para manipularte y para convencerte de que algo es lo opuesto de lo que en realidad es. Por eso deberías tener una idea sólida de cómo funcionan las principales falacias. Es una manera de protegerte de quienes intentan jugártela.

En ese sentido, y según cuentan en un artículo de la BBC, una de las más habituales en el mundo de la política es la falacia siporwhisky. Fue un legislador de Mississippi quien, en el año 1952, la pronunció por primera vez en un discurso. La gente le pidió que se posicionara en el debate sobre si el whisky debería ser legal o no y su respuesta fue primero decir “si por whisky te refieres al brebaje del diablo (...) entonces estoy en contra” y luego “si por whisky te refieres al aceite de la conversación (...) entonces estoy a favor”. Con esta técnica pareció haber contestado y haber tomado partido cuando en realidad no lo hizo. “Una falacia que parece apoyar ambos lados de un problema”.

La falacia de siporwhisky permite a lxs políticxs no mojarse y mantenerse en tierra de nadie para posteriormente tomar partido por la que sea la corriente dominante. La falacia de McNamara, sin embargo, es una falacia destinada a justificar decisiones políticas nefastas a través de los números. En concreto, y como explican desde el citado medio, “a medida que se intensificaba el conflicto de Vietnam, McNamara creyó que mientras las bajas del Viet Cong excedieran el número de muertos estadounidenses la guerra finalmente se ganaría”. Pero no fue así. La idea de que todo puede medirse cuantitativamente es una falacia. Una vida no tiene precio. Que no te la cuelen con los números.

Y que no te la cuelen con la falacia del político. Su razonamiento es el siguiente: “Debemos hacer algo, esto es algo, por lo tanto debemos hacer esto”. Pero obviamente no tiene sentido. El hecho de que exista una necesidad no implica que la solución planteada sea la única que se puede implementar. O al menos no en la inmensa mayoría de los casos. “En tiempos de crisis económicas, por ejemplo, no es raro que se anuncien cortes de impuestos que no mitigan el sufrimiento de los más afectados ni determinan cómo prevenir futuras crisis”. No obstante, te lo venden como lo que hay que hacer. Como si no existiesen alternativas. El conocimiento de la lógica puede ser tu escudo.

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