¿Si quieres, puedes? No, en la vida hay cosas que dependen de tu clase social

Por mucho que digan los gurús de la meritocracia, tu éxito e incluso tu salud pueden tener que ver con tu origen social
En la vida sí hay cosas que dependen de tu clase social

Si quieres, puedes. Si te esfuerzas, puedes conseguirlo. Todo el mundo puede llegar a conseguir su sueño. Detrás de estas frases aparentemente inocuas e ilusionantes, se esconde una falacia. Aunque es cierto que, con los mimbres que tienen países desarrollados como España es accesible para personas de clase humilde llegar a mejorar en la vida, a trabajar de aquello que le gusta o a hacerse ricx, la posibilidad es seguramente menor de lo que te esperas si eres de una clase social desfavorecida.

Aunque el fútbol, la música, los youtubers, el mundo empresarial y los vídeos de emprendeduría se encargan de resaltar los casos de éxito de gente “que empieza desde cero”, a la práctica todavía existen muchas cosas que dependen de tu clase social. Y el éxito o ser -seguir siendo- de clase acomodada es unx de ellxs.

Partiendo de la base de que en esta sociedad quien tiene una vivienda tiene un tesoro, la desigualdad nace en el momento que hay gente que puede vivir sin tener que pagar alquiler o hipoteca, e incluso cobrar rentas de una vivienda que ni siquiera han pagado, porque lo hicieron sus ancestrxs. Pero hay más.

Un estudio reciente de Esade (una universidad carísima donde seguramente no podrás estudiar si no tienes bastante dinero) sobre el ascensor social muestra que la población que forma parte del 1% de familias más ricas tiene una renta 20.000 euros superior a una familia en la parte media. También que uno de cada diez miembros del top 1% de las personas más ricas ya viene de padres que ya estaban en el top 1%, pero que en cambio menos de cuatro de cada 100 viene de familias que empezaron en el 10% más pobre. Resumiendo: es 24 veces más posible que acabes en el top 1% de entre los más ricos si ya eres de una familia rica.

Esto, bajado al terreno de los ejemplos, se traduce en: padres que pagan estudios de alto nivel a hijxs sin que tengan que trabajar, padres que pagan no una sino varias carreras a sus hijxs, padres que conectan a sus hijxs con jefes y empresas que conocen...y así vas sumando.

Pero no es esto lo único que condiciona tu clase social. ¿Has oído hablar de los desiertos alimentarios? Son aquellos lugares donde las personas tienen que recorrer más de 20 minutos a pie para comprar pescado fresco y en Estados Unidos se calcula que es el 40% de la población.

En España, este concepto está menos arraigado y faltan estudios, pero está claro que en los barrios más desfavorecidos hay una oferta menos variada y, también, que las familias más pobres se ven abocadas a comprar comida menos saludable. Y más, desde que se disparó la inflación. Ah, por cierto, los ricos también practican más deporte que los pobres.

Y ahí llegamos a una tercera pata de la cuestión de clase: la salud. Las familias más adineradas tienen menos riesgos de salud. Para empezar, como se vio en el covid, los pobres viven más agolpados y eso supone un mayor riesgo de contagio de enfermedades. Pero además, existen más riesgos de tipo cardiovascular y un largo etcétera. La esperanza de vida en los países más ricos es de 80 años y, en los más pobres, de 50.

Sin ir tan lejos, si miramos las diferencias de esperanza de vida entre ricos y pobres en España también existe diferencia, aunque no es muy pronunciada. Según un estudio publicado en Nature recientemente que se fijó en los años 2011-2013, las diferencias de esperanza de vida generales eran de tres años superior para las mujeres más ricas y cuatro años superior para los hombres más ricos. No es mucho, en comparación con otros países, pero está claro que la salud, la educación y las probabilidades de éxito tienen clase.

Más allá de lo tangible, tu clase social determina incluso si tu ropa es válida o no (cuando lo deciden las elites), si tu vocabulario es aceptable o no, la forma de comunicarte, la forma de relacionarte y lo apto que eres para determinados lugares. ¿O nunca te has quedado en la puerta de un club por tu forma de vestir? ¿O nunca has sentido que estabas fuera de lugar por tu procedencia?

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