¿Pueden sobrevivir las parejas con mucha diferencia intelectual?
Definir la inteligencia es mucho más complicado de lo que solemos pensar. Sí, hay gente que destaca rápidamente entre lxs demás por tener mucha agudeza mental, por hacer cálculos matemáticos mentales rapidísimos, por esconder dentro de su cabecita una memoria privilegiada o por comprender teorías de física cuántica tan abstractas que la mayoría de la gente no entiende ni a la de tres. Pero esas cualidades refieren a unos tipos de inteligencia muy concretos. Y, cuando en una relación hay una brecha muy grande entre las dos personas sobre estas capacidades, puede ser complicado o no, y muchas parejas triunfan pese a ello.
Pero hay otras formas de inteligencia alrededor de las cuales las brechas son mucho más problemáticas. Como explican desde Dazed, “es difícil tener una relación mutuamente satisfactoria si una de las partes carece gravemente de inteligencia emocional”. En realidad, más que un tema de brecha, es una cuestión de mínimos. Si una o ambas partes no saben entender sus propias emociones, parar sus reacciones tóxicas más instintivas y comunicar sus necesidades con vulnerabilidad, la cosa está jodida. Da igual lo mucho que coincidan en su amor por la literatura, el arte, la paleontología o cualquier otra área intelectual.
De hecho, una brecha intelectual sobre cosas cultas se convierte en un problema cuando no hay inteligencia emocional suficiente en la ecuación. Piénsalo: ¿te sentirías igual si tu pareja, una genia de la biología molecular, te explicara algo de ese campo desde el cariño que si lo hiciera desde la condescencia? Obvio que no. Del mismo modo, la capacidad de una persona para lidiar con que su pareja sea más apta en algo o tenga más conocimiento de algo también depende de sus herramientas emocionales. Al final, la clave está siempre ahí. Las otras brechas son solo los detonantes. El problema es de destreza afectiva e interpersonal.
La disparidad de inteligencias en el resto de ámbitos puede incluso ser buena. Si tú y tu pareja sois capaces de admirar el talento ajeno y de dejaros llevar un poco por los intereses del otro, es probable que os enriquezcáis mutuamente y os hagáis más inteligentes el uno al otro. Porque, en realidad, las inteligencias son muy plásticas, y muchas veces las diferencias vienen simplemente de la disparidad de oportunidades educativas. Hay mucho margen de crecimiento. No es en plan mi pareja es mucho más lista y siempre va a ser así. El tema es dejar la competitividad a un lado y mirarse con amor. Así sobreviven las parejas.