El ghosting que no debería llamarse ghosthing

Toda la teoría de la responsabilidad emocional está muy bien, pero hay momentos en que el ghosting es la salida única y natural
El ghosting que no debería llamarse así

Todo iba genial con tu nuevo crush. Hablabais cada día, habías tenido ya algunas citas… pero por lo bajini ibas notando algunos comentarios suyos y actitudes que te chirriaban. Frase, situaciones que en pocos días se han acumulado como pequeñas red flags y ahora no sabes bien cómo gestionar. Realmente te está empezando a rayar quedar con esa persona y empiezas a darle largas y a decirle que no quieres quedar. Llegado a este punto la mayoría de población seguramente respetaría tu decisión y dejaría de hablarte, pero justamente, esta persona no lo hace y sigue insistiendo. Día tras día. O escribiendo una vez cada tanto, y es allí amigx en que aparece el mal llamado ghosting.

Cuando oímos por primera vez la palabra ghosting se nos iluminaron los ojos. Al fin teníamos un concepto con el que describir lo que muchxs sufríamos con nuestros ligues y chrushes. Sentirse ignoradx, que la otra persona decida dejar de escribirte durante una semana, o incluso que desaparezca sin más. Son situaciones que, aunque no quieras darles importancia, te dejan un poco tocadx porque no puedes parar de preguntarte si hiciste algo mal y te dejan con mal sabor de boca. Se trataba de la típica situación que siempre acababais comentando en tu grupo de amigxs, porque a todxs alguna vez nos ha pasado.

Con la palabra ghosting en nuestro vocabulario no solo se visibilizó esta práctica dañina para la autoestima sino también la importancia de la responsabilidad emocional dentro de las relaciones que establecemos con los demás. El problema es que hemos convertido la responsabilidad emocional en un dogma inamovible como si siempre tuviéramos que dar una explicación. Porque no amigxs, no siempre tenemos que dar explicaciones por nuestras decisiones. De hecho, hay momentos en que son inútiles.

Dejar de responder los whats de esa persona con la que has follado alguna vez porque ya ha habido comentarios suyos que te han parecido desagradables no es ghosting. No estamos hablando de un comentario desafortunado, sino de este tipo de relaciones que a veces parece que se basan más en la destrucción que en la construcción: el abuso de la ironía, de la broma que ya cruza los límites, incluso la búsqueda de hacerte sentir mal contigx mismx. Esos claroscuros en el que vas notando que no fluyes con la persona y que no puedes seguir más. Y decides dejar de escribir, o simplemente envías un mensaje de “ya no quiero quedar más ni hablar” y se acabó. 

También hay relaciones que mueren por su propio pie. Languidecen hasta desaparecer y llega un día en el que ningunx de lxs dos se envía un mensaje más. No se vuelve a hablar, como si de un acuerdo tácito se tratara. ¿Es eso ghosting? No habéis acordado dejar de hablar, no hay una explicación, ninguna de las dos partes exige a la otra que le escriba. Eso, amigx, tampoco es ghosting. No es autodefensa tampoco, simplemente es lo mismo que te puede que pasar con otro tipo de relaciones, como ese amigo o amiga del curro con el que siempre hablabas y con el tiempo el contacto se ha vuelto nulo. 

Lo más importante de todo es saber no tener ningún remordimiento en dejar de responder a quién realmente te está dañando emocionalmente. No es ghosting, es autodefensa. Hay personas que no se merecen realmente que les des ningún tipo de explicación y no por ello tienes que sentirte culpable. 

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